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7 de mayo de 2013

NO OBEDECERÁS AL PATRIARCA y AMARÁS A LA MADRE TIERRA SOBRE TODAS LAS COSAS.

El hombre matriarcal se caracteriza por no sentirse obligado a obedecer orden alguna de otro varón. Ésta es la parte más interesante de ser matriarcal. Matriarcado no es obediencia a la mujer, sino desobediencia al patriarca.

El patriarca por lo general es un ser que se cree superior, acostumbrado a que los demás le sirvan, le imiten, le adulen, le teman y le complazcan. El varón matriarcal no encaja en jerarquía alguna y, aleccionado por la historia, desconfía de toda autoridad masculina.

En contra de lo que podría parecer, el hombre matriarcal no obedece a ciegas cualquier deseo de mujer. Sabe qué es lo necesario, cuándo y por qué. Supedita su propio interés individual al bien común, desde la no violencia y el consenso. Empezando por el bien de su familia, subordinando el interés particular de ésta al bien de la comunidad, y así sucesivamente hasta llegar al de la biosfera, la Madre Tierra, en último término.

Tampoco reconoce la autoridad de otras personas que, sin ser varones, han vendido su libertad al patriarcado por un puñado de monedas.

Ejemplo de mujeres abducidas por el PP
(Partido Patriarcal)

En consecuencia, y para no caer en una flagrante contradicción, el hombre matriarcal es aquel que no se otorga autoridad para imponerse sobre el destino de nadie, y mucho menos sobre el de su propia pareja e hijxs.

“Si la capacidad de desobediencia constituyó el comienzo de la historia humana, la obediencia podría muy bien provocar el fin de la historia humana”

Erich Fromm, Sobre la desobediencia.

13 de octubre de 2012

Confesiones de un matriarcalista: Bill Longstaff

Husmeando por la red descubrí el blog de Bill Longstaff, autor de otro blog (ahora inactivo) llamado The Matriarchist: peregrinaciones políticas desde una perspectiva progresista.
 
No sólo se reconoce matriarcalista, sino que además ha escrito un libro en el que propone reconstruir la sociedad sobre principios femeninos:
Confessions of a Matriarchist: Rebuilding Society on Feminine Principles
 
 
Traduzco la reseña del libro que aparece en Amazon:
 
"El propósito de la vida es la replicación de los genes. Los machos responden a ese imperativo demostrando su fuerza a las hembras. Los machos humanos demuestran su fuerza compitiendo por los recursos y el estatus. Esta competición los lleva al conflicto con demás hombres y con la misma Naturaleza. Esta conflictividad, antes tolerable, ahora amenaza a nuestra especie y a otras miles.
 
Debemos, por nuestra propia supervivencia, crear una sociedad en la cual no quepan los excesos propios del ethos de replicación masculina -el machismo y el patriarcado-. Debemos crear un nuevo paradigma social.
 
Debemos alejar la sociedad de los excesos, modificando las instituciones, todas las instituciones, para tal fín. Debemos asentar nuestras instituciones sobre el ethos de replicación femenina, el ethos del cuidado. Debemos cambiar el patriarcado por el matriarcado.
 
Este libro examina las raíces biológicas y culturales de la agresión masculina, expone los procesos machistas y patriarcales en un amplio abanico de nuestras instituciones, y ofrece alternativas matriarcales."

 
Traduzco un fragmento tomado de un artículo de su blog:
 
"Tenemos una fuerte necesidad de liderazgo femenino en el mundo moderno.
 
Aunque las características humanas son compartidas por todos los géneros, las relacionadas con el cuidado son, por lo general, predominantes en las mujeres. Las relacionadas con la agresión, por lo general, predominan en los hombres. Puede que cuando éramos nómadas cazadores recolectores, la agresividad masculina fuera valiosa, pero en un mundo altamente complejo y tecnológicamente avanzado, repleto de armas nucleares y asaltos masivos al medio natural, no sólo es redundante sino peligroso.
 
Si queremos evitar catástrofes, debemos tener mayor cuidado, para nosotros y para nuestro medio ambiente, y eso significa más características femeninas en el liderazgo, es decir, mayor presencia femenina.
 
Desafortunadamente, la política, creada por hombres y para hombres, es un negocio extremadamente agresivo, violento de palabra y a menudo de hecho, nada atractivo a la sensibilidad femenina."

12 de octubre de 2012

El poder no les conviene a los hombres.

¿Por qué nos conviene mantener a ciertas personas alejadas del poder?

En definitiva, porque el poder en manos de patriarcas (principalmente varones) se ha ejercido:
 
- egoístamente, sin tener en cuenta el bien común,
- ignorando consecuencias medioambientales y sanitarias,
- con demasiada imprudencia y riesgos,
- de forma autoritaria y jerárquica.

Mientras que, si se les permite algún día y si éstas se ponen de acuerdo, otras personas menos patriarcales podrían gestionar el poder mucho mejor. Pero... ¿cómo medir el grado de patriarcalismo de una persona?

Los siguientes estudios en concreto demuestran que el varón no siempre es el más preparado para gobernar. Lástima que estos estudios sigan separando la realidad humana en dos únicos sexos, hombres y mujeres, cuando la sexualidad de las personas es mucho más compleja de lo que suelen contemplar los estudios científicos, todavía instalados en el dualismo sexual.
 
- A la hora de administrar la riqueza, personas de otros géneros son menos arriesgadas y más prudentes que los varones.




- Los hombres por lo general tienden a la jerarquía.

- El cociente intelectual de las mujeres ya supera al de los hombres cuando ambos tienen igual acceso a la educación. Algo que le encantaría escuchar a Aristóteles...

Todos ellos son estudios que nos sirven para desmontar el narcisismo patriarcal vigente, pero insisto, demuestran graves deficiencias por seguir invisibilizando a ciertas minorías.
 
Para asegurar una convivencia sana, el futuro de nuestro planeta y el de nuestrxs hijxs, nada mejor que una sociedad matriarcal, es decir, sin patriarcado, y con políticas preventivas para evitar el retorno del mismo.

Nos interesa mantener las personalidades patriarcales lejos de las armas, del capital y del poder a todos los niveles, eso está claro.

Pero, ¿cómo hacerlo? ¿con tests psicológicos? ¿con declaraciones públicas? ¿con méritos concretos a favor de políticas de género?

¿Cómo prevenir la aparición de dichas personalidades, desde un punto de vista educativo, empezando ya desde la crianza?

¿Cómo identificar a aquellxs que pretenden usar el poder político, económico y cultural para legitimar la violencia y la dominación patriarcales?

¿Cómo compatibilizar la democracia con la necesidad de mantener a lxs patriarcas alejadxs de la toma de decisiones?

Renegar del patriarcado debería ser ya una condición indispensable para ocupar puestos de responsabilidad en cualquier sociedad democrática.
 
Fuente caricatura:
http://www.hangthebankers.com/4-bankers-sentenced-to-death-is-this-the-new-trend/

24 de septiembre de 2012

De la sospecha prolongada a la expropiación masculina global.



Sigo sospechando que se podría demostrar (incluso empíricamente) que el capital en manos del varón, en un 85% de los casos, se ha usado con la finalidad de lucrarse, enriquecerse y multiplicar beneficios en términos estrictamente individualistas.

También sospecho que el derecho a la propiedad privada no es necesariamente garante de justicia e igualdad, y a los varones no nos hace ni más libres ni más buenos.

La ausencia de propiedad privada (existen otras fórmulas de propiedad compartida, como la matriarcal) no necesariamente vulnera la dignidad humana, puede que incluso nos permita evolucionar y liberarnos del curso autodestructivo que iniciamos en la era patriarcal.

Añadamos que los hombres que voluntariamente reniegan de la riqueza y acumulación de bienes resultan ser los más felices, solidarios y menos posesivos (el ermitaño y el monje son identidades ridiculizadas por el capitalismo y que a mi parecer se deben recuperar).

Deduzco de todo ello que la mejor vía para poner fín a siglos de neurosis social consiste en despojar al varón de aquello que más le corrompe y más teme perder: el patrimonio.

Por eso, a título personal (y éste no es un reclamo del movimiento matriarcal ni del feminista, por lo general moderados y políticamente correctos), propongo una "expropiación masculina global".

Sé que con ello me alineo con posturas más radicales, pero creo que no estoy sugiriendo nada que vulnere los derechos humanos. No considero el derecho a la propiedad privada, ese "derecho a enriquecerse sin tener en cuenta el mundo que me rodea", un derecho fundamental. Por cierto, fue en su momento un derecho "inventado" por varones y para varones, exclusivamente, algo que ya debería hacernos seguir sospechando.

El hombre sin patrimonio es libre, y no puede oprimir a poblaciones enteras bajo ningún concepto: por su propia supervivencia, no tiene más remedio que respetar, cooperar y trabajar por el bien común. Se me acusará de desprecio a los de mi género, algo que debo negar rotundamente, no estoy proponiendo ningún parricidio ni castraciones masivas. Porque amo y conozco bastante la naturaleza masculina, y deseo lo mejor para la humanidad, liberar al hombre del poder que lo corrompe mediante la expropiación masculina universal sería toda una bendición para el hombre.

Yo ya he dado el primer paso entregando todas mis ganancias en manos de Ella. ¡Y menuda sensación de libertad!

¿Quién merece gobernar?

He aprendido a dudar de que políticos, banqueros y demás prohombres realmente sientan el mínimo interés por el bienestar y la salud de nuestra infancia. En el capitalismo, el beneficio a corto plazo mueve la acción política de nuestros dirigentes y gobernantes. Y la democracia de partidos, sistema que casi nadie se atreve a poner en duda por el miedo a ser tachado de antidemócrata, contribuye cada día más a dividir y enfrentar a las personas.

La reacción lógica sería abogar por la anarquía. Pero la anarquía total la considero enemiga de la infancia. Sintiéndolo mucho, creo que la ausencia de un poder favorece al más fuerte. Por eso yo apuesto por una forma de gobierno distinta a las que se han formulado durante estos últimos cinco mil años desde los púlpitos falocéntricos y antropocéntricos.

Merecen gobernar, desde la economía doméstica hasta la regional, quienes más empatizan y comprenden las necesidades de lxs más pequeñxs. Independientemente de su sexo o condición, de si son o no son madres o padres, queda dicho. Los políticos lo saben, por eso en época de elecciones todos se hacen la foto junto a bebés y abuelitas. Pero ya basta de fotos trucadas...

Quiero, deseo y anhelo que me gobiernen personas sensibles, vitales y sabias, con una conciencia expresamente ecofeminista.

No me importa obedecer a quien me transmite alegría y esperanza, a quien trabaja eficazmente por proteger el medio natural y el bienestar de nuestra infancia.

No me importaría obedecer a políticas maternales, aunque ello significara renunciar a sentimientos inculcados por el nacionalismo, el derecho a la propiedad privada, al capitalismo y demás fantasías de la cultura patriarcal.

¿Acaso no nos pasamos el día obedeciendo a los demás, a nuestros jefes, gobernantes, autoridades locales y sus leyes? Algún día nos veremos forzadxs a desobedecer, por desesperación, para obedecer sólo a la voz de un matriarcado sensible y comprometido con un nuevo horizonte para nuestrxs hijxs.

Mi mesías no vendrá en forma de macho, eso lo tengo yo muy claro.

Selección de textos de Diarmuid O'Murchú.

Fragmentos de la obra de Diarmuid O'Murchú "Ancestral Grace"(2008):

Todas las principales instituciones que conocemos en la actualidad evolucionaron como instrumentos para implementar el poder patriarcal. Muchas están desmantelándose o perdiendo credibilidad, dando paso a redes con un mayor potencial para la cooperación y el empoderamiento adulto. (p.50)

Las instituciones modernas son la progenie de la voluntad de poder patriarcal y evolucionaron como mecanismos para ejercer la dominación y el control absoluto. Y aquellos elegidos para controlar asumían que era un mandato divino. El poder pertenecía a los llamados a gobernar. (...) En este modelo, la "adultez" pertenece a aquellos que gobiernan. Y a lo largo de la era patriarcal (aprox. los últimos diez mil años) sólo los varones eran adecuados para el gobierno. Esto significa que a las mujeres se les impidió el paso a la edad "adulta" en todo su derecho. En consecuencia, hasta 1800 las mujeres no podían votar en ningún país. La "adultez" ha sido sinónimo de poder, y el poder ha sido una prerrogativa principalmente masculina. El empoderamiento no tiene cabida en este sistema. (pp.53-54)

Las principales instituciones que hemos creado nos han servido durante un período problemático de nuestra evolución en el que ha prevalecido la dominación masculina (la fase postagrícola). No siempre fue así, y ciertamente debe cambiar si la humanidad desea disfrutar una nueva y más fructífera etapa de crecimiento y desarrollo. (p.57)

El ejercicio del poder patriarcal requiere la cualidad de una cierta racionalidad y resiliencia que se asume más desarrollada en varones que en mujeres. Reminiscencias de esta misoginia todavía prevalecen en algunas de las principales instituciones de nuestra época, excluyendo a la mujer de algunos campos de trabajo e interacción social donde se prioriza al hombre; en algunos casos sólo se admite a hombres. Ecos de esta misma opresión excluyente son manifiestos en la prohibición de la Iglesia Católica de ordenar a mujeres. No importa qué tipo de retórica religiosa pueda ser invocada para justificar tal prohibición, no tiene ningún sentido para la gente adulta de hoy.
Tales valores patriarcales tienden a ser introducidos en y apoyados por gobiernos nacionales, instituciones culturales tales como escuelas, servicios sociales y sanitarios, y finalmente por sistemas religiosos, algunos de los cuales son declaradamente jerárquicos y dominadores, otros más sutiles pero también priorizando la hegemonía masculina patriarcal. (p.77)

Gran parte de la codependencia humana está relacionada con las instituciones que a diario se inmiscuyen en nuestras vidas. Los principales gobiernos, mercados, alianzas políticas, corporaciones globales, instituciones religiosas, sistemas educativos y muchos más, están fuera de órbita respecto a la conciencia adulta de nuestros tiempos. Operan sistemas de control, sin inspirar confianza en el mejor de los casos. Engendran codependencias a gran escala, evocando pasividad, ira y una serie de reacciones violentas. Pacifican a las masas pero fracasan al no poder producir nada parecido a la felicidad o la realización en la gente adulta. Otra vía -¿una tercera vía?- debe ser imaginada. (p.135)

12 de julio de 2012

Investigación moderna sobre el matriarcado

Mis agradecimientos a la filósofa alemana Heide Goettner-Abendroth por facilitarme tan valioso material.
Fuente en pdf: Matriarchiv. (Las negritas son mías)




Heide Göttner-Abendroth

Investigación moderna del matriarcado.

Sus resultados y su importancia actual.

Traducción: Susanne Schmidt


Introducción

Después de haber obtenido el doctorado en la Universidad de Munich con el tema “La lógica de la interpretación”, di allí clases de filosofía y teoría de la ciencia desde 1973 hasta 1983. Después abandoné la institución “universidad” para dedicarme a una tarea más importante y socialmente más relevante. Desde 1976 fundé, junto con mis colegas y compañeras de lucha, la investigación feminista en Alemania Occidental, y aquí por primera vez presenté mi teoría de la sociedad matriarcal.

Siendo una joven estudiante de 25 años, había dado los primeros pasos en dirección a esa teoría, inscribiéndome en diversas asignaturas para cursar estudios interdisciplinarios relacionados con ella (historia cultural, arqueología, etnología, ciencias de las religiones, mitología, etc.). Además, a partir de entonces viajé permanentemente para visitar sus yacimientos arqueológicos, europeos y de los demás continentes. Éstos eran mis estudios extraoficiales al margen de los estudios oficiales de filosofía analítica, teoría de la ciencia y lógica formal.

Desde 1976 presenté el tema del matriarcado en público, y en 1980 publiqué mi primer libro sobre el asunto. Desde 1983 me dedico exclusivamente a esta investigación, que hasta el momento no ha sido reconocida por la institución universitaria. Pero la opinión pública la recibió muy interesada: mi primer libro marca el principio de la discusión sobre el tema del matriarcado en el nuevo movimiento feminista y en la vida pública en general en los países de habla alemana.


Soy consciente de que la investigación del matriarcado tiene ya una larga tradición en los países de habla alemana. Empezó hace más de cien años con la famosa obra Das Mutterrecht (El derecho matrilineal) de Johann Jakob Bachofen, que se publicó en 1861. Durante más de un siglo prosiguió la discusión sobre el “derecho matrilineal” y el “matriarcado”, concepto que fue utilizado por las escuelas filosóficas y las corrientes políticas desde los más diversos puntos de vista. Pero también se abusó de él.

Lo que más me asombró tanto en la obra de Bachofen como en las diferentes recepciones de ella, era (además de una buena colección de material) la falta de una definición clara y de una fundamentación científica del campo de investigación. Eso cargó desde el principio esta discusión de elementos emocionales e ideológicos. Los clichés corrientes sobre el “ser de la mujer” siempre han jugado un papel importante, lo que demuestra que no se produjo ninguna autorreflexión crítica del patriarcado a la hora de tratar este tema. 

La razón es simple: si se hubieran tomado en serio los hallazgos de Bachofen y todo lo que después ha llegado a descubrirse, eso habría significado el derrumbamiento de la ideología patriarcal y de la visión del mundo patriarcal. Pues la investigación del matriarcado significa el principio de un paradigma nuevo en el entendimiento de la historia de la humanidad, lo que tiene una influencia profunda sobre nuestra comprensión del mundo. ¡Por eso es demasiado peligroso presentar esta investigación adecuadamente y apreciarla!

Después de haberme dado cuenta de esta realidad, decidí darle a la investigación del matriarcado (sobre la base de mi herramienta filosófica) una fundamentación científico-teórica y una metodología moderna. Pues considero que esta nueva ciencia es demasiado importante para desatenderla en este sentido. Además trabajando yo misma como investigadora del matriarcado tuve que crearme una base sólida para mi teoría amplia acerca de esta forma social en la historia y en la actualidad. En este sentido he llegado a ser, con el transcurso del tiempo, la fundadora de la investigación moderna del matriarcado.

La tarea de crear una fundamentación científico-teórica para una ciencia nueva significa en primer lugar dar una definición del campo de investigación, que tiene que ser clara y amplia, a la vez para poder integrar una inmensa cantidad de material sin contradicciones. Además, con ayuda de esta definición, hay que desarrollar un marco teórico que sea capaz de proporcionar explicaciones confirmadas empíricamente para todos los fenómenos de este campo de investigación.

Con ayuda de esta teoría, la gran cantidad de buenas investigaciones individuales que ya se han llevado a cabo alcanzarán profundidad, significación y contexto, sirviendo de guía al investigador. Crear en este sentido una teoría no significa formular un sistema cerrado (eso es una actitud filosófica anticuada y superada) sino crear una estructura abierta que sirva para aclarar y orientar la concreta investigación individual, la mía incluida. En este sentido, un paradigma nuevo se está desarrollando permanentemente.

Cuando me di cuenta de esta necesidad, desarrollé dentro de los primeros diez años una metodología para la investigación moderna del matriarcado que, por principio, es interdisciplinaria. Es decir, que une sistemáticamente, no casualmente, las ciencias relevantes para esta investigación y las trasciende.

Ésta fue la primera parte de la tarea. La segunda era desarrollar un buen método de crítica ideológica que fuera capaz de descubrir los prejuicios de la ideología patriarcal, por una parte visibles, por otra ocultos, que siempre se introducen en este campo de investigación. Esto es importante por lo que respecta al análisis crítico de la investigación precedente sobre el matriarcado; y sobretodo, para no reproducir nuevos prejuicios semejantes.

Así desarrollé, paso a paso, la teoría de la sociedad matriarcal, de la que voy a dar aquí brevemente una idea general. Es decir, presento la definición estructural de la forma social matriarcal que es el núcleo de esta teoría. No es ningún prejuicio ni un axioma supuesto, sino el resultado de treinta años de investigación intensiva en este campo que he encontrado a través de un proceso largo de prueba y error (comprobación empírica).


¿Por qué el concepto de “matriarcado”?

Empiezo con unas advertencias sobre por qué utilizo el concepto de “matriarcado”, a pesar de la difícil connotación del concepto. Al entenderse como paralelo al concepto de “patriarcado”, da lugar a la impresión generalizada pero errónea de remitir a cierto “poder de mujeres”. Pero considero necesario mantenerlo por muchas razones:

1. El concepto de “matriarcado” es, en general, bien conocido, pues desde 1861 (Bachofen) existe una viva discusión sobre él. Y desde entonces ha tenido una larga tradición y se ha convertido en un concepto que se utiliza en el lenguaje común.

2. La re-definición filosófica y científica de conceptos se refiere normalmente a conceptos conocidos del lenguaje común y los define de nuevo. Después los científicos pueden trabajar con ellos, y en este procedimiento, estos conceptos logran un significado nuevo, más claro y más amplio que en el lenguaje común. Luego, en muchos casos el lenguaje común es influido por estos conceptos re-definidos, lo que en el caso del concepto “matriarcado”, que frecuentemente se utiliza de una manera poco precisa, sería beneficioso.

3. Según mi opinión no siempre es útil inventar conceptos sustitutivos como “matrifocal”, “matricéntrico”, “matrístico”, “gynaicostático”, “gylánico”, etc. Son artificiales y no tienen ninguna relación con el lenguaje común. Algunos de ellos como “matricéntrico” y “matrístico” son demasiado limitados, pues insinúan que en sociedades no-patriarcales todo gira alrededor de las madres, quizás en una especie de culto hacia ellas. Pero el culto a las madres es una invención del patriarcado y no tiene nada que ver con el matriarcado. Una visión tan reducida de estas sociedades desprecia la diversidad de las relaciones en su complejo sistema social.

4. Además, la traducción corriente y parcial del concepto como “poder de las madres” no es correcta. Pues la palabra griega arché tiene dos significados: significa al mismo tiempo “principio” y “poder”. Así que podemos traducir “matriarcado” correctamente como “al principio las madres”, lo que va al grano. En cambio, “patriarcado” se traduce correctamente como el “poder de los padres”.

5. Además es un asunto político utilizar el concepto de “matriarcado” en su significado re-definido y aclarado. Con él no se huye de la discusión necesaria con colegas y con el público interesado, lo que puede pasar con facilidad utilizando otros conceptos que tienen una tendencia de esconder y de minimizar. Por eso, las/los investigadoras/es no deberían tener miedo a la connotación provocativa del concepto “matriarcado”, sobre todo porque las investigaciones acerca de este tema son tan importantes y porque una provocación política continua puede conllevar una alteración de la conciencia.


26 de marzo de 2012

Turín 2012: Ciclo de Conferencias sobre Matriarcados (1ª parte)

Paso a resumir el ciclo de conferencias organizado en Turín (Italia) los pasados días 16, 17 y 18 de marzo: Culturas indígenas de paz, Mujeres y hombres más allá del conflicto.

He podido conocer personalmente a personas a las que he citado a menudo en este blog, de quienes he obtenido inspiración e ideas. Mis más sinceros agradecimientos a Morena Luciani, presidenta de la Asociación Cultural Laima, por invitarme a estar presente en este acontecimiento único. Sus esfuerzos han sido premiados, pues según la organización (y yo puedo confirmarlo) ha sido un éxito.

PRESENTACIÓN:

El acto tuvo el patrocinio del Departamento Municipal por la Igualdad de Oportunidades. Su representante felicitó a Laima por mostrar que existen otras formas de vida en sociedad. El patriarcado no ha sido siempre la única opción, ni la más antigua. Inspirándonos en estos pueblos matriarcales, podemos transformar nuestra sociedad y nuestras familias. De ellas aprendemos que la democracia real es mucho más que asistir a votar cada cuatro años: es capacidad de escucha y consenso, practicadas ya desde el seno familiar.

Sarah Perini inició la presentación del acto con la esperanza de que mujeres y hombres cooperásemos desde la tolerancia y el respeto. Se insiste en que la presencia de hombres en el congreso es bienvenida. Y aunque de forma minoritaria, hicimos acto de presencia, destacando la presencia de un círculo de hombres de Turín.

Se trata del quinto congreso tras los anteriores en Texas, Luxemburgo, Toronto y Suíza.

Ake y Najin, las dos mujeres Mosuo,
junto a Francesca Rosati Freeman,
Federica Carmana y Morena Luciani.

Morena Luciani apuntó que este encuentro nació gracias a un grupo de mujeres interesadas en la espiritualidad femenina: escritoras, madres, terapeutas, economistas y educadoras.
El interés por los matriarcados crece a escala internacional. A la vez, es un concepto que genera aún temor e incomprensión. En multitud de ocasiones se usa la palabra "matriarcado" erróneamente para referirse a una sociedad sexista. Pero ningún matriarcado es una dictadura de mujeres. El modelo matriarcal es ante todo maternal. Su política, su espiritualidad y su economía son maternales.

7 de marzo de 2012

La clásica teoría marxista sobre el matriarcado, por Evelyn Reed.

Ante todo, las mujeres no han sido siempre el sexo oprimido o “segundo sexo”. La antropología o los estudios de la prehistoria nos dicen todo lo contrario. En la época del colectivismo tribal las mujeres estuvieron a la par con el hombre y estaban reconocidas por el hombre como tales.

En segundo lugar, la degradación de las mujeres coincide con la destrucción del clan comunitario matriarcal y su sustitución por la sociedad clasista y sus instituciones: la familia patriarcal, la propiedad privada y el Estado.

Los factores clave que llevaron al derrocamiento de la posición social de la mujer tuvieron origen en el paso de una economía basada en la caza y en la recogida de comida, a un tipo de producción más avanzado, basado en la agricultura, la cría de animales y el artesanado urbano. La primitiva división del trabajo entre los sexos fue sustituida por una división social del trabajo mucho más complicada. La mayor eficacia del trabajo permitió la acumulación de un notable excedente productivo que llevó, primero, a diferenciaciones, y después a profundas divisiones entre los distintos estratos de la sociedad.

En virtud del papel preeminente que habían tenido los hombres en la agricultura extensiva, en los proyectos de irrigación y construcción, así como en la cría de animales, se apropiaron poco a poco del excedente, definiéndolo como propiedad privada. Estas riquezas potencian la institución del matrimonio y de la familia y dan una estabilidad legal a la propiedad y a su herencia. Con el matrimonio monogámico, la esposa fue colocada bajo el completo control del marido, que tenía así la seguridad de tener hijos legítimos como herederos de su riqueza.

Con la apropiación por parte de los hombres de la mayor parte de la actividad social productiva, y con la aparición de la familia, las mujeres fueron encerradas en casa al servicio del marido y la familia. El aparato estatal fue creado para reforzar y legalizar la institución de la propiedad privada, el dominio masculino y la familia patriarcal, santificada luego por la religión.

Este es, brevemente, el punto de vista marxista sobre el origen de la opresión de la mujer. Su subordinación no se debe a ninguna deficiencia biológica como sexo, sino que es el resultado de los acontecimientos sociales que destruyeron la sociedad igualitaria de la gens matriarcal, sustituyéndola por una sociedad clasista patriarcal que, desde sus inicios, se caracterizó por la discriminación y desigualdad de todo tipo, incluida la desigualdad de sexos. El desarrollo de este tipo de organización socio-económica estructuralmente opresiva, fue la responsable de la caída histórica de las mujeres.

7 de septiembre de 2011

Para reflexionar (I)

"Tras un rápido repaso de estas sociedades lideradas por mujeres, son obvias algunas diferencias fundamentales respecto a las comunidades lideradas por hombres. Sorprendentemente, estas culturas poseen un punto de vista bastante distinto al occidental sobre el sentido de la propiedad: colocan mayor énfasis en la participación comunitaria que las hegemónicas sociedades patriarcales. La infancia, por ejemplo, pertenece a la comunidad más que a una sola familia, y la tierra es compartida en vez de dividida. Desde luego, se trata de una primera impresión, teniendo en cuenta lo complejas y únicas que resultan estas comunidades alrededor del planeta, pero si sirve de indicador, las sociedades lideradas por mujeres se alzan como las más igualitarias, las más pacíficas y, probablemente, las más justas."
Traducido de artículo de Corrina Laughlin para "The Utopianist".

10 de agosto de 2011

Es el momento oportuno.

Artículo escrito por Francesca Rosati Freeman para Universitá delle Donne.
Traducido por Matriarcal.

¡Es el momento oportuno!

"Es el momento oportuno" es el título de la Conferencia celebrada en St.Gallen (Suíza) del 12 al 15 de mayo de 2011. No hay ningún título más apropiado, en un momento en que nuestro planeta está atravesando uno de los períodos más catastróficos de la historia, debido a la irresponsabilidad de los que nos gobiernan y la competitividad sin freno de este sistema económico mundial; y nunca más que ahora se escucha esta necesidad de cambio. Para las mujeres que participaron llegó el momento de recuperar lo que el Patriarcado arrebató. No menos de 500 personas, casi todas mujeres, han ocupado durante tres días el Salón Congreso de Thonhalle, en cuyas paredes fueron suspendidos a modo de banderolas las efigies de diosas de la antigua Europa, símbolos del culto de la Gran Diosa Madre, que comienza en el Paleolítico.


Ha sido el tercer Congreso Internacional sobre Estudios Matriarcales después del organizado en Luxemburgo en 2003 y del celebrado en Texas en 2005, ambos bajo la dirección de la Academia Hagia y el Centro de Estudios de la Economía de la Donación.

La Conferencia ha sido organizada y dirigida por Heide Goettner-Abendroth, filósofa alemana, investigadora, fundadora y directora de Hagia desde 1986, Academia Internacional de Estudios Matriarcales y espiritualidad matriarcal de Alemania; y por Cécile Keller, Suíza, codirectora de Hagia desde 1997, ginecóloga e investigadora de la medicina matriarcal.

La Conferencia contó con la presencia de mujeres de todo el mundo: investigadoras, profesoras universitarias, mujeres pertenecientes a matriarcados, escritoras, autoras, artistas, periodistas, etc... para compartir sobre un mismo tema: el modelo de sociedad matriarcal, un modelo de sociedad no violenta, configurada alrededor de los valores maternos, basado en la igualdad de los sexos, la toma de decisiones por consenso y una forma de espiritualidad que identifica la divinidad con la naturaleza, valores que deben proteger nuestro planeta de la destrucción a manos del patriarcado.

Las organizadoras han asegurado un justo equilibrio entre ejemplos prácticos de matriarcados, perspectivas teóricas e intelectuales.

"La Madre Tierra es valiosa. La explotación y la contaminación deben cesar inmediatamente". Ésta es la demanda de las mujeres que se definen a sí mismas como "madres e hijas de madres".

"El mundo cambia y empeora rápidamente", recoge el "Manifiesto" escrito por un grupo internacional de veinte mujeres especializadas en sociedades matriarcales del pasado y del presente.

"¿Acaso no lo vemos? ¿Permaneceremos calladas? Estamos asistiendo a una serie de terribles cambios acelerados a diferentes niveles: la radiación contamina el mar, el aire y el suelo; la Madre Tierra nos sorprende en Haití, Nueva Zelanda y Japón porque antes no escuchamos sus gritos en Nueva Orleans y Tailandia; las mujeres son aplastadas bajo una pesada carga; hombres y niños emigran en busca de supervivencia y esperanza; los combatientes por la libertad son sacrificados y perseguidos; la explotación de los recursos de la Madre Naturaleza no tiene fin; los tesoros y la sabiduría de los pueblos indígenas son saqueados para beneficio de las grandes empresas; unos pocos ejercen poder sobre muchos; el fascismo se expande como un fuego escapado de control; guerras innecesarias e interminables continúan en diversas partes del mundo; muchos son los fieles de la religión del todopoderoso Dólar. Nos acercamos al borde del precipicio por una enfermedad llamada patriarcado capitalista.

Nosotros, los humanos, hemos herido a la Madre Naturaleza de muchas maneras: alterando el equilibrio natural, profanando la tierra y el agua, el cuerpo y la dignidad de las mujeres, los niños, los trabajadores y los pueblos indígenas. Es hora de detener esta locura: ¡Hay que tomar otros caminos! ¡Basta de destrucción! ¡Basta de energía nuclear! ¡La guerra no es nuestro idioma! ¡No toleramos más violencia contra la naturaleza y la humanidad! ¡La vida es preciosa! ¡La naturaleza es valiosa! ¡Una sociedad de paz es posible, y HOY le damos inicio! ¡Nosotras, que somos madres e hijas de madres apoyamos la economía de la donación que siempre hemos practicado, los valores maternos del cuidado, la alimentación, la responsabilidad, la construcción de la paz y la redistribución, practicada por todas las comunidades indígenas y matriarcales que viven en armonía con la Madre Tierra! Hacemos un llamamiento a todas las naciones a deponer las armas, a desmantelar las instalaciones nucleares, a poner fin a la destrucción de la naturaleza, a limpiar el agua, el suelo y el aire AHORA".

La solución a estos problemas reside en el modelo matriarcal, nos dicen por unanimidad las ponentes de este tercer Congreso Internacional que, llegadas de todo el planeta, exponen sus experiencias, sus investigaciones, sus estudios y políticas matriarcales, que consisten en la creación de una sociedad pacifista marcada por la igualdad entre los géneros.

16 de julio de 2011

La centralidad de la mujer en el simbolismo Minangkabau.

Escrito por Peggy Reeves Sanday.

http://www.sas.upenn.edu/~psanday/eggi2.html

Durante toda mi carrera he sentido interés por el auténtico significado de la palabra "matriarcado". Desde un punto de vista teórico, sentía curiosidad por la naturaleza de su estructura social, significados de género, estética y visión del mundo de las llamadas sociedades matriarcales. Preguntas sobre la calidad de las relaciones interpersonales también me intrigaban. ¿Habría más o menos violencia interpersonal, más o menos abuso infantil y doméstico en una sociedad matriarcal? También me preguntaba sobre el "gobierno femenino" que acompaña todas las discusiones sobre el matriarcado. ¿Cómo se expresaría el poder político en manos femeninas? ¿Se sentirían las mujeres más cómodas y la vida sería más apacible? ¿Dónde encajarían los hombres en una sociedad así, y cómo interactúan los sexos?

¿Quiénes son los Minangkabau?

Tales preguntas me inspiraron para iniciar mi trabajo de campo antropológico entre los Minangkabau, quienes se refieren a sí mismos como un "matriarcado". El cuarto de los mayores grupos étnicos de Indonesia, los Minangkabau, son conocidos por los antropólogos como la sociedad matrilineal moderna más extensa hoy en el mundo. Constituyen un 3% de toda Indonesia, y una cuarta parte de la población de Sumatra. La provincia de Sumatra Occidental, hogar de los Minangkabau, es una de las ocho provincias de Sumatra. Ellos hablan un dialecto del Malayo, que formó la base del idioma nacional de Indonesia, y que algunos linguistas consideran el padre del Malayo moderno. Son famosos en Indonesia y Malasia por su sistema social matrilineal y el ancestral modelo de propiedad heredado por las mujeres.



http://www.sas.upenn.edu/~psanday/eggifemale.html


25 de mayo de 2011

Esta R-Evolución se llama...



Artículo tomado del blog Grupo Maternal, escrito por Mónica de Felipe.

Muchos aún no lo saben, pero lo que están haciendo estos jóvenes y no tan jóvenes tiene un nombre. La mayoría de las personas congregadas en las acampadas hablan de neocapitalismo salvaje y de democracia real, de sometimiento y de libertad, de esclavitud y de derechos. Y sueñan con construir un mundo en el que los políticos no puedan ser impunes (como una nueva casta elegida) por su incompetencia y corrupción.

Hablan de un mundo en el que los ciudadanos sean oídos, no sólo en la gestión de la administración pública, sino en la creación de un mundo a medida del ser humano. La mayoría de las personas de las acampadas creen y están firmementes convencidas de que es posible vivir en otro mundo. A veces se oyen arengas contra el capitalismo devorador, contra la banca y el sistema financiero; a veces, el punto de mira se pone en los grandes medios de comunicación o en los intelectuales, dormidos y satisfechos con el estado de las cosas, cómplices de la debacle financiera y social. Hartos de un sistema injusto en el que los poderosos crecen en poder y los desheredados crecen en número, los jóvenes, y no tan jóvenes, inventan un nuevo sistema.

A lo que apuntan no es tanto al capitalismo, sino al patriarcado y, aún sin saberlo, comienzan a guiarse con los valores del matriarcado que conoció la humanidad antes de la agricultura y la ganadería; antes de la escritura y de las castas. El patriarcado, que conocemos desde hace 5.000 años, supuso una revolución sin precedentes en la manera de relacionarnos los unos con los otros y con la propia naturaleza. Ahora la cuerda, tensa demasiado tiempo, se ha roto y ha dejado al descubierto una sociedad globalizada en la que el patriarcado es el Dios.

15 de mayo de 2011

¿Qué mundo reciben nuestras hijas e hijos? El renacimiento de la cultura matrística.

José Luís Sampedro describe sucintamente el panorama...



Seguidamente, un fragmento de un artículo escrito por Marcos Arruda:

¿Qué es la Economía Solidaria?
El renacimiento de una sociedad humana matrística.

La cultura patriarcal (...) se desarrolló en la historia, primero, como apropiación o privatización de recursos y bienes comunes (es decir, privando al otro del acceso normal a algo que es legítimamente suyo), segundo, como poder de dominar e imponer obediencia (negación de sí mismo y del otro con el objetivo de poseer algo) y, tercero, como jerarquía y autoridad (negación del otro y de uno mismo hecha aceptable por argumentos racionales, abstractos o transcendentes). La cultura matrística, anterior a la patriarcal, desabrochó en la historia, con base en el cuidado, la confianza total, el respeto mutuo y la colaboración solidaria que marcaron la convivencia de nuestros primeros ancestros y marcan la relación niño-madre en nuestra niñez

Traducida en base a las relaciones económicas y políticas contemporáneas, la cultura neomatrística promueve la democracia económica y política, entendida como cooperación, el compartir y la coparticipación en cuanto partes de las emociones fundamentales que inspiran la acción de superar la escasez y en cuanto distribución participativa en vez de apropiación y centralización. Éste es el momento que puede ser llamado de una Socioeconomía Mixta, en el cual dos modos diferentes de producción coexisten, uno informado por la cultura patriarcal, el otro por la cultura matrística.


Una cultura neomatrística puede volverse hegemónica como resultado de la conservación de las consecuencias positivas de las interacciones de los agentes socioeconómicos entre sí con base en la cooperación, el compartir y la coparticipación. Los medios para realizar esto son la creación de una praxis educativa, que promueva el despertar en las personas y comunidad de sus deseos y añoranzas más profundas de conquistar formas de coexistencia que se expresan en el cuidado mutuo y en la emancipación de todos los miedos, de la niñez a la edad adulta y madura. Esto incluye el establecimiento concreto de una igualdad colaboradora en las relaciones socioeconómicas, así también en las relaciones hombre-mujer y Ser Humano-Naturaleza.

Igualdad colaboradora quiere decir compartir la abundancia colectiva de acuerdo con las necesidades y deseos (racionalidad económica), en vez de la apropiación privada y la escasez crónica (irracionalidad económica). Esta igualdad colaboradora es el único ambiente que puede generar el espacio psíquico que hace que hombres y mujeres, de todas las edades y ocupaciones, colaboren en la igualdad, en la convivencia que constituye la vida social.

Si conseguimos hacer de estas redes socioeconómicas de colaboración solidaria una realidad viva, ellas pueden volverse suficientemente fuertes como para operar un cambio cultural de gran magnitud y consecuencias para la historia humana: el nacimiento de una economía y de una cultura neomatrísticas, ahora transformadas en un ethos planetario.

Cambio de sistema.

11 de mayo de 2011

Otro artículo que no puedo evitar traducir.

Traduzco los fragmentos centrales de un artículo que me ha impactado, del blog Von's Black Consciousness.

Nota: aunque está dirigido al colectivo afroamericano, he traducido "black men" y "black women" por "hombres" y "mujeres", respectivamente. No perdamos de vista que el escrito hace referencia totalmente a los hombres y mujeres de ese colectivo concreto.



La solución reside en la mujer: una Comunidad Matriarcal.

La comunidad Matriarcal que tenemos actualmente la comunidad afroamericana es ACCIDENTAL. Se formó como resultado de una serie de factores. No se creó intencionadamente, y no siempre fuimos una comunidad matriarcal. El proceso empezó mucho antes de que yo viniera al mundo (1985).

(...) El objetivo aquí no es construir nada nuevo, sino organizar lo que ya tenemos.

Los hombres lo contemplan como una amenaza porque ellos NUNCA han sido capaces de reafirmarse como líderes eficientes (palabra clave) de la comunidad afroamericana. Haceros un favor, y mirad a vuestro alrededor. (...)

Permitidme que lo aclare: aquí el objetivo NO es enemistarme con los hombres o crear rencor contra ellos. Al contrario, mi objetivo aquí consiste en unir a las mujeres para ayudarse unas a otras, a sus hijos y a sí mismas. Parecido a lo que las mujeres hemos estado haciendo toda la vida, pero con una conciencia renovada. Cualquiera que tenga ojos se dará cuenta de que las mujeres de nuestra comunidad deben enfrentarse solas a sus problemas...

6 de mayo de 2011

Democracia Real Ya




Este blog apoya el

¡Real Democracia YA!


Por si no lo había dicho antes...


partidos políticos,


entidades bancarias y financieras,


sindicatos,


iglesias y sectas,...


tienen algo en común:


son


TODOS ELLOS


patriarcales.

31 de marzo de 2011

Sara Ruddick, filosofía de la razón maternal.

Artículo del New York Times traducido por Matriarcal.

Sara Ruddick, cuyo libro de 1989 "Pensamiento maternal: Hacia una política de la Paz" sentó las bases para un acercamiento feminista a la comprensión y análisis de las prácticas y disciplinas intelectuales involucradas en la crianza de lxs niñxs, murió este domingo en su casa de Manhattan a la edad de 76 años. La causa, según su marido, William Ruddick, complicaciones en la fibrosis pulmonar.


La Sra.Ruddick, profesora de filosofía y estudios feministas durante casi 40 años en la New School for Social Research, desarrolló su aporte a la educación infantil centrando su interés en la maternidad, entendida no como una institución social o imperativo biológico, sino como el conjunto de actividades del día a día orientadas a educar y apoyar a la infancia. La maternidad, según ella, formaba a la madre tanto como al niño, sacando a la luz valores y capacidades cognitivas (cualidades del intelecto y del alma). El hacer forma el pensar, en otras palabras.

Antropología de las sociedades igualitarias.

La opresión sufrida por las mujeres en la mayoría de sociedades contemporáneas seguirá aunque la universalidad del patriarcado sea probada. De ahí que la necesidad por mejorar el estatus de las mujeres sea tan urgente, hayan existido o no sociedades matriarcales en el pasado. Puede que algunos antifeministas crean ganar terreno si se prueba que los machos siempre han sido los dominantes, pero esa lógica es tan débil que debemos desechar sus argumentos.

(...)

La antropología de mujeres se desarrolló fuertemente desde 1975 con la publicación de "Hacia una antropología de mujeres", la primera colección de artículos sobre el tema realmente rompedora. Sabemos mucho más acerca del estatus y los roles de las mujeres de culturas contemporáneas no occidentales ahora que hace veinte años. Las mujeres (y también algunos hombres) que realizan trabajo de campo son más conscientes de un posible sesgo masculino y eurocéntrico en su trabajo. Ello ha conducido a una reescritura parcial de etnografías sobre diversas sociedades.