27 de julio de 2010

La antropóloga Peggy Reeves Sanday redefine el matriarcado.

Peggy Reeves Sanday

Existe la creencia extendida que en algún momento de la historia se dieron sociedades ginecocráticas (erróneamente llamadas "matriarcales") antes de que apareciesen las sociedades basadas en el orden patriarcal. Si bien historiadores y antropólogos han buscado durante más de 100 años evidencias de un orden social semejante, nunca se han hallado pruebas de la existencia de sociedades gobernadas por mujeres.

Para la antropóloga Peggy Reeves Sanday, quien ha vivido durante años entre los Minangkabau de Indonesia, estas sociedades no se han encontrado, porque los investigadores occidentales han partido de las categorías occidentales de “patriarcado” y “matriarcado”, suponiendo que un matriarcado es un patriarcado al revés, es decir, una sociedad en la cual el poder y los recursos se encuentran en manos de las mujeres.

"Demasiados antropólogos han estado buscando una sociedad en la cual las mujeres controlan todos los aspectos de la vida cotidiana, incluido el gobierno”, dice Reeves. “Este modelo —y una perspectiva muy occidental sobre el poder— no encaja muy bien cuando observas culturas no occidentales, como los Minangkabau. En Sumatra Occidental mujeres y hombres se relacionan más como socios que desean alcanzar el bien común que como competidores gobernados por el egocéntrico interés propio. El prestigio social lo obtienen aquellos que promueven las buenas relaciones siguiendo la costumbre y la religión.”

La doctora Reeves propone una nueva definición de matriarcado tras su experiencia con los Minangkabau. Reeves, profesora de antropología de la Universidad de Pennsylvania ha pasado 21 veranos y algunos períodos sabáticos en una aldea Minangkabau. Como resultado, ha publicado: Life in a Modern Matriarchy (Cornell University Press, May 2002).
¿Quiénes son estos Minangkabau matriarcales y por qué deberían interesarnos? Para la Dra. Reeves, experta en cuestiones de género, violencia y políticas sexuales, la experiencia de los Minangkabau nos debe ayudar a ampliar el abanico de posibilidades sociales para definir las relaciones de género.

Los cuatro millones de Minangkabau, uno de los mayores grupos étnicos de Indonesia, viven en las montañas de Sumatra Occidental. Su organización social se basa en la convivencia de la costumbre matrilineal y una filosofía naturalista llamada Adat. Recientemente, las ideas islámicas han encontrado terreno dentro de este marco. Pero a pesar de la asociación que se hace en occidente entre violencia e ideologías islamistas, la Dra.Reeves encontró una sociedad prácticamente libre de violencia.

Las ideas principales que sostienen el Adat y que son la clave del matriarcado Minangkabau se expresan en el proverbio: “el crecimiento de la naturaleza debe ser un maestro". Los Minangkabau creen que los individuos deben nutrir el crecimiento de la comunidad, los animales y las plantas para lograr una sociedad fuerte. La idea de “nutrir” implica un énfasis de lo maternal en la vida cotidiana. “Mientras que Occidente glorifica la dominación masculina y la competencia, los Minangkabau glorifican a su mítica Reina Madre y la cooperación”, dice la dra. Sanday.

A la pregunta de “quién manda”, los Minangkabau respondían invariablemente que la pregunta era incorrecta, que en su sociedad hombres y mujeres se complementan “como la uña y la carne”. El Islam no ha supuesto ningún cambio en esta filosofía. El Islam llegó en el siglo XVI a Sumatra, cuando el Adat ya estaba firmemente establecido. Tras un período de lucha entre ambas creencias, en el siglo XIX se llegó a un acuerdo según el cual ambas creencias eran queridas por Dios y complementarias. La filosofía Adat mantuvo su poder porque se adaptó a los cambios culturales que trajo el Islam. En tiempos de capitalismo global, islamismo fundamentalista y nacionalismo, la dra. Reeves cree que la filosofía Adat nos puede enseñar que desear mantener la pureza ideológica conduce al conflicto, mientras que el diálogo con el otro permite enriquecer ambos puntos de vista e integrarlos en una nueva síntesis común.


Para leer más sobre la antropóloga Peggy R.Sanday:

Blog antropología online

Página web de Peggy R.Sanday

He traducido un fragmento de la presentación de su obra Life in a modern matriarchy (inglés):

"Extirpar el matriarcado del canon antropológico basándose en que las mujeres no gobiernan deja en segundo plano el rol dominante jugado por las relaciones maternales en muchas sociedades. Negligir este rol porque las mujeres no siguen la corriente de las políticas masculinas dominantes, a pesar del hecho de que ellas juegan un papel central en otros aspectos, siempre me ha sonado a androcéntrico, rozando la misoginia.

Un número de escritores feministas dentro y fuera de la antropología no son tan miopes en su visión. Muchxs comprenden las implicaciones sociales de las relaciones maternales, y se refieren a un "ethos femenino" en las relaciones sociales, que enfatiza el amor, el trabajo, y el compromiso común a una tradición sagrada. Por influencia de los antropólogos, muchos de estos escritores evitan usar el término "matriarcado", sustituyéndolo por otros términos como gilania, matriz, matrístico, matricentral o matrifocal, para así evitar cualquier connotación de ginecocracia. Estos académicos hablan de los sexos como situados a un mismo nivel, igualados, o "conectados" más que "ordenados", en una actitud de "compañerismo" más que de "dominación". Esta definición encaja perfectamente con los Minangkabau, como muchos de los antropólogos que los han estudiado se han esforzado en puntualizar.

Yo prefiero retener el término "matriarcado", por cortesía y respeto al pueblo Minangkabau (...).
A partir de esta experiencia, sugiero que el término "matriarcado" es relevante en sociedades donde los símbolos maternales están conectados a prácticas sociales con influencia directa sobre las vidas de ambos sexos, y donde las mujeres juegan un papel central en dichas prácticas."



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