25 de noviembre de 2010

Teresa Forcades: teología crítica, adulta y decente.

(Con el título claramente distingo entre esta forma humilde y crítica de ser cristiano, muy admirable a mi parecer, la más auténtica, en clara oposición a la otra forma de ser cristiano: la infantil, prepotente, déspota e indecente, tristemente la más extendida entre la casta masculinista acomodada en la poltrona "apostólica", en la que nunca nadie disiente, nunca nadie se rebela, y se silencia desde la arrogancia moral, sin escrúpulos. La valentía de Forcades es encomiable, mi apoyo más firme a su vocación. Algunos ya desean su excomunión.)

Teresa Forcades defiende que parejas homosexuales puedan tener hijos.

La religiosa benedictina sostiene que nuestro modelo patriarcal de educación fomenta los roles de mujer y hombre desde el nacimiento.
 La monja benedictina Teresa Forcades dijo ayer en Alicante que el crecimiento de los hijos no depende del sexo de sus padres sino del amor que reciben. Durante su conferencia "Igualdad de mujeres y hombres", la religiosa, feminista y próxima a las ideas de la Teología de la Liberación, hizo alusión a estudios de parejas de lesbianas en EE UU, una de las cuales crió a una niña sin paradigmas sexuales y les salió muy femenina. "La socialización en familias monoparentales y homosexuales no van en detrimento del crecimiento. Lo único que afecta a la persona es la calidad del amor que se le da. Cada persona es un ser único con un carácter individual que le ha dado Dios o la naturaleza y que es independiente del género".

Forcades habló del patriarcado, que "no es la sociedad que construyen los varones contra las mujeres sino la sociedad que varones y mujeres construímos juntos" pero que en la edad adulta mantiene los patrones identitarios infantiles, que son distintos para el niño y la niña con respecto a la madre. Según esta religiosa, "la vida empieza en un punto de partida que tiene género y un contenido masculino o femenino que no es puramente cultural". A un bebé niña, dijo, se le acuna contra el cuerpo protegiéndolo y si llora se dice que está triste y a un niño se le sostiene en el aire y su lloro es porque está "enfadado".

Este modelo patriarcal, en su opinión, fomenta la continuidad de la niña con la madre -"no soy ella pero soy como ella, una madre en pequeñito"- y a esa continuidad se le llama 'amor', "y eso es, en realidad, miedo a la soledad". Sin embargo, para el niño, que desde pequeño piensa que no es como su madre ni lo será nunca, el patrón es de discontinuidad con ella, "y a eso se le llama 'libertad' cuando en realidad es miedo a la dependencia y a tener de nuevo ese cordón umbilical que tanto le costó romper. Pero el amor y la libertad están unidos teológica y filosóficamente".

18 de noviembre de 2010

Apoyo a las familias monoparentales.

Habrá un macroestudio sobre familias monoparentales.

La directora general del Instituto de la Mujer, Laura Seara, ha anunciado que este departamento realizará un macroestudio sobre las familias monoparentales, durante la clausura de la Jornada ‘Familias monoparentales: políticas familiares y monomarentalidad’.

Seara ha resaltado que este estudio “lo lleva pidiendo desde hace mucho tiempo la Federación de Asociaciones de Madres Solteras (FAMS)“. Además, ha destacado que actualmente “hay muchas mujeres que deciden ser madres solteras”.

Concretamente, ha señalado que las familias monoparentales han aumentado en “un 75 por ciento en sólo ocho años” desde el año 2002 al año 2010. A su juicio, el porcentaje “se ha incrementado, principalmente, por mujeres que deciden ser madres solteras”.

5 de noviembre de 2010

El apellido del padre ya no será preferente.

Leer noticia entera en La Vanguardia

El proyecto de ley del Registro Civil, que se encuentra en trámite de enmiendas en el Congreso, prescinde de la histórica preferencia del apellido paterno frente al materno y permite que sean ambos progenitores los que decidan el orden de los apellidos, primando en caso de desacuerdo el orden alfabético.

Un gran paso para poner fin al monopolio del patrilinaje universal.

La forma más inofensiva y pacífica de poner fin a milenios de patrilinealidad obligatoria.

Por fin se apunta a uno de los símbolos más sagrado del patriarcado: el apellido paterno como herencia incuestionable.

Imponer el apellido paterno ha sido la manera más "normalizada" de retirar toda autoridad a las madres, incluso para nombrar a su propia descendencia.

Este debate levanta ampollas en mis círculos más cercanos... ¡Qué alegría!
 :D

¡Todos los hombres (patriarcales) con los que hablo del tema están irritados, refunfuñan, se enfadan y terminan mostrando su cara más misógina!

¡Señal de que vamos en la dirección correcta!