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7 de mayo de 2013

NO OBEDECERÁS AL PATRIARCA y AMARÁS A LA MADRE TIERRA SOBRE TODAS LAS COSAS.

El hombre matriarcal se caracteriza por no sentirse obligado a obedecer orden alguna de otro varón. Ésta es la parte más interesante de ser matriarcal. Matriarcado no es obediencia a la mujer, sino desobediencia al patriarca.

El patriarca por lo general es un ser que se cree superior, acostumbrado a que los demás le sirvan, le imiten, le adulen, le teman y le complazcan. El varón matriarcal no encaja en jerarquía alguna y, aleccionado por la historia, desconfía de toda autoridad masculina.

En contra de lo que podría parecer, el hombre matriarcal no obedece a ciegas cualquier deseo de mujer. Sabe qué es lo necesario, cuándo y por qué. Supedita su propio interés individual al bien común, desde la no violencia y el consenso. Empezando por el bien de su familia, subordinando el interés particular de ésta al bien de la comunidad, y así sucesivamente hasta llegar al de la biosfera, la Madre Tierra, en último término.

Tampoco reconoce la autoridad de otras personas que, sin ser varones, han vendido su libertad al patriarcado por un puñado de monedas.

Ejemplo de mujeres abducidas por el PP
(Partido Patriarcal)

En consecuencia, y para no caer en una flagrante contradicción, el hombre matriarcal es aquel que no se otorga autoridad para imponerse sobre el destino de nadie, y mucho menos sobre el de su propia pareja e hijxs.

“Si la capacidad de desobediencia constituyó el comienzo de la historia humana, la obediencia podría muy bien provocar el fin de la historia humana”

Erich Fromm, Sobre la desobediencia.

13 de octubre de 2012

Confesiones de un matriarcalista: Bill Longstaff

Husmeando por la red descubrí el blog de Bill Longstaff, autor de otro blog (ahora inactivo) llamado The Matriarchist: peregrinaciones políticas desde una perspectiva progresista.
 
No sólo se reconoce matriarcalista, sino que además ha escrito un libro en el que propone reconstruir la sociedad sobre principios femeninos:
Confessions of a Matriarchist: Rebuilding Society on Feminine Principles
 
 
Traduzco la reseña del libro que aparece en Amazon:
 
"El propósito de la vida es la replicación de los genes. Los machos responden a ese imperativo demostrando su fuerza a las hembras. Los machos humanos demuestran su fuerza compitiendo por los recursos y el estatus. Esta competición los lleva al conflicto con demás hombres y con la misma Naturaleza. Esta conflictividad, antes tolerable, ahora amenaza a nuestra especie y a otras miles.
 
Debemos, por nuestra propia supervivencia, crear una sociedad en la cual no quepan los excesos propios del ethos de replicación masculina -el machismo y el patriarcado-. Debemos crear un nuevo paradigma social.
 
Debemos alejar la sociedad de los excesos, modificando las instituciones, todas las instituciones, para tal fín. Debemos asentar nuestras instituciones sobre el ethos de replicación femenina, el ethos del cuidado. Debemos cambiar el patriarcado por el matriarcado.
 
Este libro examina las raíces biológicas y culturales de la agresión masculina, expone los procesos machistas y patriarcales en un amplio abanico de nuestras instituciones, y ofrece alternativas matriarcales."

 
Traduzco un fragmento tomado de un artículo de su blog:
 
"Tenemos una fuerte necesidad de liderazgo femenino en el mundo moderno.
 
Aunque las características humanas son compartidas por todos los géneros, las relacionadas con el cuidado son, por lo general, predominantes en las mujeres. Las relacionadas con la agresión, por lo general, predominan en los hombres. Puede que cuando éramos nómadas cazadores recolectores, la agresividad masculina fuera valiosa, pero en un mundo altamente complejo y tecnológicamente avanzado, repleto de armas nucleares y asaltos masivos al medio natural, no sólo es redundante sino peligroso.
 
Si queremos evitar catástrofes, debemos tener mayor cuidado, para nosotros y para nuestro medio ambiente, y eso significa más características femeninas en el liderazgo, es decir, mayor presencia femenina.
 
Desafortunadamente, la política, creada por hombres y para hombres, es un negocio extremadamente agresivo, violento de palabra y a menudo de hecho, nada atractivo a la sensibilidad femenina."

31 de enero de 2012

Soberanía alimentaria, una perspectiva feminista.

Fragmentos extraídos del artículo del blog de Esther Vivas: "Soberanía alimentaria, una perspectiva feminista"

La incapacidad para resolver la actual crisis de los cuidados en los países occidentales, fruto de la incorporación masiva de las mujeres al mercado laboral, el envejecimiento de la población y la no respuesta del Estado a estas necesidades, sirve como coartada para la importación de millones de “cuidadoras” de los países del Sur global.
(...)
El acceso a la tierra no es un derecho garantizado para muchas mujeres: en varios países del Sur las leyes les prohíben este derecho y en aquellos donde legalmente tienen acceso las tradiciones y las prácticas les impiden disponer de ellas.

Si las mujeres son la mitad de la mano de obra en el campo a escala mundial, una soberanía alimentaria que no incluya una perspectiva feminista estará condenada al fracaso. La soberanía alimentaria implica romper no sólo con un modelo agrícola capitalista sino también con un sistema patriarcal que oprime y supedita a las mujeres.

Avanzar en la construcción de alternativas al actual modelo agrícola y alimentario implica incorporar una perspectiva de género. La alternativa de la soberanía alimentaria al modelo agroindustrial dominante tiene que tener un posicionamiento feminista de ruptura con la lógica patriarcal y capitalista.

La Vía Campesina, el principal movimiento internacional a favor de la soberanía alimentaria, lo tiene claro. Se trata de avanzar en esta dirección y crear alianzas con otros movimientos sociales, en especial con organizaciones y redes feministas, como la Marcha Mundial de las Mujeres. Promover redes y solidaridades entre las mujeres del Norte y del Sur, urbanas y rurales, y de éstas con sus compañeros para, como dice La Vía: “Globalizar la lucha. Globalizar la esperanza”.

Esther Vivas.

16 de enero de 2012

Nacen más niñas como mecanismo natural contra las crisis.

Artículo original escrito por César-Javier Palacios para 20 Minutos.

Nacen más niñas como mecanismo natural contra la crisis.


Un reciente estudio publicado en la revista Science confirma que el miedo reduce el número de crías en los gorriones. Incluso aunque no haya depredadores cerca, si estos pájaros perciben el riesgo de que pueden ser cazados disminuye el tamaño de su descendencia hasta en un 40% . Es el coste del miedo, un intenso sentimiento generalizado en todos los animales como prudente comportamiento de supervivencia.

Nosotros también lo tenemos, y es en épocas de incertidumbre, como la terrible crisis económica que nos está tocando vivir a los españoles, donde la generalización de esta emoción se manifiesta de forma más sorprendente. Sin darnos cuenta, nuestra naturaleza animal ha puesto en marcha sus mecanismos de defensa. Hemos pasado a tener menos hijos por pareja y a que nazcan más niñas que niños.


La razón es puramente biológica. Como explica el profesor de genética humana Bryan Sykes en su famoso libro ‘La maldición de Adán’, la producción de machos en los mamíferos es muy cara, pues la competencia entre ellos consume mucha energía y es más fácil asegurar la pervivencia de nuestra carga genética con las hembras. En los humanos, la mayor vulnerabilidad y agresividad de los machos explica que en condiciones normales nazcan como media en el mundo 103,5 chicos por cada 100 chicas.

Sin embargo, como resalta el biólogo y neurocientífico Gerald Hüther, en épocas de gran estrés ambiental, como las guerras o las grandes crisis, donde las mujeres no se sienten bien, nacen menos niños que niñas, pues ante un futuro incierto los embriones masculinos mueren en los primeros dos meses de gestación.

Además, y según han demostrado varios estudios científicos, cuanta menos testosterona tienen los hombres menos hijos machos se engendran. Y estas épocas de vacas flacas le bajan las hormonas al más entusiasta ¿no os parece?

Yo tengo además otra teoría. Este desastroso mundo masculino sólo lo podrán salvar las mujeres. Y la naturaleza es sabia. Muy sabia.

César-Javier Palacios es geógrafo, naturalista, escritor, periodista y miembro de la Fundación Félix Rodríguez de la Fuente.

10 de agosto de 2011

Es el momento oportuno.

Artículo escrito por Francesca Rosati Freeman para Universitá delle Donne.
Traducido por Matriarcal.

¡Es el momento oportuno!

"Es el momento oportuno" es el título de la Conferencia celebrada en St.Gallen (Suíza) del 12 al 15 de mayo de 2011. No hay ningún título más apropiado, en un momento en que nuestro planeta está atravesando uno de los períodos más catastróficos de la historia, debido a la irresponsabilidad de los que nos gobiernan y la competitividad sin freno de este sistema económico mundial; y nunca más que ahora se escucha esta necesidad de cambio. Para las mujeres que participaron llegó el momento de recuperar lo que el Patriarcado arrebató. No menos de 500 personas, casi todas mujeres, han ocupado durante tres días el Salón Congreso de Thonhalle, en cuyas paredes fueron suspendidos a modo de banderolas las efigies de diosas de la antigua Europa, símbolos del culto de la Gran Diosa Madre, que comienza en el Paleolítico.


Ha sido el tercer Congreso Internacional sobre Estudios Matriarcales después del organizado en Luxemburgo en 2003 y del celebrado en Texas en 2005, ambos bajo la dirección de la Academia Hagia y el Centro de Estudios de la Economía de la Donación.

La Conferencia ha sido organizada y dirigida por Heide Goettner-Abendroth, filósofa alemana, investigadora, fundadora y directora de Hagia desde 1986, Academia Internacional de Estudios Matriarcales y espiritualidad matriarcal de Alemania; y por Cécile Keller, Suíza, codirectora de Hagia desde 1997, ginecóloga e investigadora de la medicina matriarcal.

La Conferencia contó con la presencia de mujeres de todo el mundo: investigadoras, profesoras universitarias, mujeres pertenecientes a matriarcados, escritoras, autoras, artistas, periodistas, etc... para compartir sobre un mismo tema: el modelo de sociedad matriarcal, un modelo de sociedad no violenta, configurada alrededor de los valores maternos, basado en la igualdad de los sexos, la toma de decisiones por consenso y una forma de espiritualidad que identifica la divinidad con la naturaleza, valores que deben proteger nuestro planeta de la destrucción a manos del patriarcado.

Las organizadoras han asegurado un justo equilibrio entre ejemplos prácticos de matriarcados, perspectivas teóricas e intelectuales.

"La Madre Tierra es valiosa. La explotación y la contaminación deben cesar inmediatamente". Ésta es la demanda de las mujeres que se definen a sí mismas como "madres e hijas de madres".

"El mundo cambia y empeora rápidamente", recoge el "Manifiesto" escrito por un grupo internacional de veinte mujeres especializadas en sociedades matriarcales del pasado y del presente.

"¿Acaso no lo vemos? ¿Permaneceremos calladas? Estamos asistiendo a una serie de terribles cambios acelerados a diferentes niveles: la radiación contamina el mar, el aire y el suelo; la Madre Tierra nos sorprende en Haití, Nueva Zelanda y Japón porque antes no escuchamos sus gritos en Nueva Orleans y Tailandia; las mujeres son aplastadas bajo una pesada carga; hombres y niños emigran en busca de supervivencia y esperanza; los combatientes por la libertad son sacrificados y perseguidos; la explotación de los recursos de la Madre Naturaleza no tiene fin; los tesoros y la sabiduría de los pueblos indígenas son saqueados para beneficio de las grandes empresas; unos pocos ejercen poder sobre muchos; el fascismo se expande como un fuego escapado de control; guerras innecesarias e interminables continúan en diversas partes del mundo; muchos son los fieles de la religión del todopoderoso Dólar. Nos acercamos al borde del precipicio por una enfermedad llamada patriarcado capitalista.

Nosotros, los humanos, hemos herido a la Madre Naturaleza de muchas maneras: alterando el equilibrio natural, profanando la tierra y el agua, el cuerpo y la dignidad de las mujeres, los niños, los trabajadores y los pueblos indígenas. Es hora de detener esta locura: ¡Hay que tomar otros caminos! ¡Basta de destrucción! ¡Basta de energía nuclear! ¡La guerra no es nuestro idioma! ¡No toleramos más violencia contra la naturaleza y la humanidad! ¡La vida es preciosa! ¡La naturaleza es valiosa! ¡Una sociedad de paz es posible, y HOY le damos inicio! ¡Nosotras, que somos madres e hijas de madres apoyamos la economía de la donación que siempre hemos practicado, los valores maternos del cuidado, la alimentación, la responsabilidad, la construcción de la paz y la redistribución, practicada por todas las comunidades indígenas y matriarcales que viven en armonía con la Madre Tierra! Hacemos un llamamiento a todas las naciones a deponer las armas, a desmantelar las instalaciones nucleares, a poner fin a la destrucción de la naturaleza, a limpiar el agua, el suelo y el aire AHORA".

La solución a estos problemas reside en el modelo matriarcal, nos dicen por unanimidad las ponentes de este tercer Congreso Internacional que, llegadas de todo el planeta, exponen sus experiencias, sus investigaciones, sus estudios y políticas matriarcales, que consisten en la creación de una sociedad pacifista marcada por la igualdad entre los géneros.

28 de julio de 2011

Recuperar la matrilinealidad.

"Debemos estudiar nuestro pasado matriarcal en busca de ayuda para definir una cultura que sea una extensión lógica de la naturaleza. Con lo esencial de la maternidad y un sentido de la preservación de la vida impreso en nuestros genes, la descendencia matrilineal se convertirá en la organización natural de la sociedad en la que soñamos."

Kathleen Barry, Dra. en Sociología y Educación, Univ. de Berkeley.

30 de junio de 2011

Europa Indígena.

Fuente: Europa Indígena.

Hubo un tiempo en el que la cosmovisión de las primeras culturas europeas en nada se diferenciaba de la del resto de pueblos indígenas de nuestro planeta. Durante un inmenso periodo de más de 35.000 años (del Paleolítico al Neolítico) y según las evidencias del arte simbólico prehistórico y las mitologías arcaicas, una misma cosmovisión en torno a la figura de la Gran Madre Naturaleza fue compartida en todo el continente euroasiático: desde el Cantábrico hasta Siberia, llegando hasta Oriente Próximo y el Valle del Indo.

Esta visión de la naturaleza como una Gran Madre era ya plasmada en el arte prehistórico hace nada menos que 40.000 años (Venus de Hohle Fels) y sobrevivió como figura central de la mitología Europea hasta hace unos 5.000 años, cuando los primeros pueblos militarizados comenzaron a imponer una nueva forma de concebir el mundo que se prolonga hasta nuestros días.

Existen suficientes evidencias arqueológicas, mitológicas y antropológicas para asegurar sin miedo a equivocarse que en aquel tiempo los europeos entendían a la naturaleza como sagrada y que las primeras sociedades humanas estuvieron basadas en la fraternidad y el apoyo mutuo, según muestra, entre otros, el extraordinario trabajo de la arqueóloga Marija Gimbutas.

Europa Indígena nace pues, con el objeto de recuperar la memoria robada de nuestro continente, aquella que nos permita re-conectarnos con las verdaderas raíces del árbol de nuestros antepasados y derrumbar de este modo, los falsos mitos en los que se sustenta la llamada Civilización Occidental.

Guillermo Piquero.

9 de junio de 2011

Banco de tiempo materno.



El capitalismo ya puede temblar, porque cuando se comparte tiempo y trabajo sin mediar moneda alguna en los intercambios, como hacen estas madres con su banco de tiempo, el sistema patriarcal pierde su capacidad de controlar a las personas.

¡Enhorabuena y ánimo, madres autónomas!

Blog de Círculo materno.

5 de junio de 2011

Preparando un futuro sin petróleo.




La autosuficiencia y la permacultura cada día me fascinan más.

Mi matriarca y yo empezamos a estar cansados de la gran ciudad.

Pero abandonar la urbe no es fácil...

24 de febrero de 2010

Raimon Panikkar, la sabiduría del diálogo.

En esta entrevista informal, Raimon Panikkar se negaba a que le etiquetaran con el calificativo de "persona espiritual". El espíritu sin la materia no existe, y la materia sin el espíritu, mata.
También se niega a que le llamen "ser humano", prefiere que le vean simplemente como un "ser". El antropocentrismo nos lleva a degradar a los demás seres de la naturaleza, a perderles el respeto.

La entrevistadora le pregunta por la dificultad de ser un "ser" durante todo el día. Todo lo contrario, afirma él, "ser" no debe preocuparnos. Tener miedo es perder la confianza en nuestro ser, y dejarnos llevar por los roles. Nos gusta jugar roles, y el miedo a no saber jugar nuestro rol correctamente, el miedo al fracaso, aparece cuando nos olvidamos de "ser". ¡No debes preocuparte por tu ser, porque tú ya eres! Eso es a lo que se refieren todas las tradiciones con la "pureza del corazón".

Para la mentalidad occidental, este tipo de razonamientos se nos hace complicado, según Panikkar, porque en occidente estamos subdesarrollados (en ese momento incómodo de la entrevista, la periodista cambia de tema).
Hemos sido invitados al banquete de la vida por un corto período de tiempo. Disfrutémoslo, pero no emborrachándonos (eso no es diversión, es evasión), sino profundizando en nuestro "ser", descubriéndonos, viviendo cada instante desde la raíz de lo que somos.




* * *

Raimon Panikkar (Barcelona, 1918)
Filósofo, científico y teólogo de renombre universal. De madre catalana y padre hindú ha dedicado su vida al estudio de las tradiciones religiosas, a fin de propiciar el diálogo y la mutua fecundación entre ellas.




¿Cuándo hablamos de problemas ecológicos o sociales, basta con el razonamiento de tipo económico?

Creo que no. Lo que nos falta a nosotros es, sobre todo, sensibilidad. Hoy mismo, sin ir más lejos, en este pueblo tan precioso, ha venido un autocar y se ha plantado en medio de la plaza. ¡Esto es falta de pudor! Nos falta sensibilidad, la hemos perdido completamente.


Por ejemplo, la fisión del átomo representa un aborto cósmico. Que a alguien le abran la barriga para sacarle un niño que quiere o no quiere, me sabe muy mal y no es nada agradable. Pero que hayamos abierto la vagina del átomo, de la materia, mater, madre, porque queremos extraer de ella la energía que necesitamos para hacer nuestras cosas, es un aborto cósmico, pero hemos perdido la sensibilidad para reconocerlo. No hablo de la bomba atómica, hablo de lo que quiere decir exclusivamente abrir el átomo; la fisión del átomo es antinatural, y eso quiere decir que todo el problema no es sólo un problema económico, es un problema de toda una concepción del mundo. Toda esta concepción del mundo desde Galileo hasta hoy está realmente equivocada. Creo que la ciencia moderna es perversa.


Usted habla a menudo de «lo Femenino». ¿Qué puede entenderse por «lo Femenino»?


Es una palabra ya muy poco femenina, porque si como hombre digo qué es "lo femenino" creerán que quiero imponerlo. Hemos perdido uno de los polos de la existencia. Puede decirse masculino-femenino, puede decirse Yin-Yang, puede hablarse de Divino-Humano, Activo o Pasivo, puede decirse de cincuenta mil formas. Pero indiscutiblemente, hemos basado toda una concepción de la vida, de la realidad, de la ciencia… en un solo polo, que es predominantemente masculino. ¿Qué nos hace falta? Nos falta todo, la pasividad, el saber recibir. Tenemos el corazón mucho menos desarrollado que la cabeza. Nos falta pues lo femenino. Lo femenino es el otro polo tan necesario, tan importante: el contrapunto. Por eso, cuando el movimiento femenino quiere solo imitar lo masculino… muy bien en cuanto a justicia de sueldo, de las firmas, de las cuentas bancarias y de los matrimonios, pero ese logro puede implicar a su vez una pérdida. Creo que la dimensión femenina está por encima de todas esas desigualdades, que urge reparar por justicia, pero que pueden ocultar dicha dimensión.


Nosotros queremos controlarlo todo, y si no tenemos el control de las cosas nos sentimos muy incómodos. Digámoslo de otra manera: queremos tener certezas. De la certeza que comienza con Descartes, a la seguridad personal, a la seguridad nacional… todo es lo mismo. Necesitamos y buscamos seguridad. Ahora España se gasta uno de los presupuestos más altos de todo el mundo en armamento para nuestra «seguridad». Que yo sepa, nadie nos ataca ni nadie nos quiere atacar. Nadie quiere «tomar» Europa; no tenemos tantas riquezas bajo el suelo ni tanto petróleo. No es rentable para una invasión militar de otros países.


Pero hay 25 millones de militares hoy en día en el mundo. Hay un soldado por cada 250 personas y en cambio sólo un médico por cada 3.500 personas (no digo que la medicina occidental sea la solución pero es un dato significativo).


Los machos no tienen, por otra parte, el monopolio de ser hombres. Hombre no es un término que en todas las lenguas sea masculino, incluso en griego puede llegar a ser femenino, el «ántropos», y en sánscrito y en latín… «Homo» quiere decir «humus», aquello que sale de la tierra y no ha llegado al cielo. Como en chino, hombre es el intermediario entre el Cielo y la Tierra; todo hombre tiene los dos reinos, la doble polaridad. En unos predomina más una cosa, en otros otra.


Además tengo la siguiente hipótesis: la guerra es un fenómeno cultural, no es un fenómeno natural. La guerra está altamente ritualizada. Los animales no hacen guerra. Y cuanto más aumenta el —digamos— grado de civilización, desde hace 6.000 años, más aumentan las guerras. Cada siglo aumentan. Actualmente hay 46 ó 47 guerras, declaradas o no declaradas. Tras la Segunda Guerra Mundial ha habido muchos más muertos que en todas las demás guerras. Mi hipótesis es que la guerra —que es fenómeno cultural— empezó, o al menos está relacionada, con el paso del matriarcado al patriarcado. Y no es que yo ahora quiera idealizar a las mujeres. Las mujeres organizarían el mundo tan mal como los hombres si quisieran hacerlo solas. Pero me parece que hay un paso del matriarcado al patriarcado… Creta, la India, todo el Mediterráneo… y en este momento también empiezan las guerras, porque las guerras comienzan con la aglomeración poco natural de la ciudades.


¿Por qué nos falta lo femenino? ¿Se produce con este paso al patriarcado la descompensación hacia el polo de lo masculino?


Esto es una hipótesis por estudiar. Lo masculino se va desarrollando poco a poco, cada vez más. Donde está representado de un modo más fuerte es con el nacimiento del racionalismo; la razón, aunque en catalán y en castellano sea una palabra femenina, es eminentemente masculina, la razón cartesiana sobre todo. Otra de mis tesis es que hoy en día utilizamos la razón como un arma. No se utiliza en toda su dimensión femenina de comprender, de dejarse fecundar por el otro, dejarse incluso convencer. No, yo utilizo la razón para tener razón, para ganarte, para demostrarte lo que quiero demostrar. No puede haber Paz si no nos desarmamos culturalmente. Es el viejo tema, la cuestión de la razón, que es el problema de la feminidad, de la utilización de las cosas para ser feliz, para ser uno mismo, para completarse. Pero eso nos da miedo. Nos da miedo porque una de las esencias de lo femenino es ser vulnerable. Y nos asusta ser vulnerables. Implica no tener control, y eso nos atemoriza —¿y quién lo controlará?— ¿Pero para qué demonios hace falta que se controle todo? ¿Quién controla el sol y las estrellas?


¿Lo femenino puede equipararse a la Naturaleza?


Lo femenino es la naturaleza, es la Tierra.