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24 de septiembre de 2012

El liderazgo espiritual femenino.

En la cultura patriarcal, los machos creíamos (y algunos siguen creyendo) que no había nada que las mujeres pudieran enseñarnos. La autoridad moral siempre residía en algún hombre: el padre, el cura, el maestro...

En la construcción de nuestra identidad y de nuestra ética no nos parecía necesario recurrir a las mujeres para saber qué éramos ni qué queríamos llegar a ser. Ni se nos pasaba por la cabeza inspirarnos en una maestra espiritual o en una filósofa. Por no hablar de sacerdotisas: éstas eran inexistentes, pura fantasía.

Mirando a nuestro alrededor parecía que el liderazgo moral y espiritual fuera sólo cosa de hombres. En nuestra formación patriarcal, prescindir de los grandes machos de la cultura era una grave irresponsabilidad. Prescindir de la sabiduría femenina no comportaba ningún problema, se podía vivir perfectamente sin ellas.

También era posible durante el patriarcado, merced a cientos de distracciones y virtuosismos varios, vivir dando la espalda a experiencias trascendentales como el parto, el nacimiento de un nuevo ser, el embarazo, las necesidades de la infancia, el amor incondicional de muchas madres, la muerte, el sufrimiento,... sin que todo ello pareciera afectar a nuestras vidas. ¡Pero cuánta ignorancia prodigábamos! ¡Y cuán equivocados estábamos manteniendo nuestra reflexión racional en los límites de la experiencia fálica, ególatra y racional!

A pesar de que llevamos tatuados en nuestros pechos la prueba irrefutable (¡los pezones!) de que nuestros cuerpos eran originariamente femeninos, y a pesar de que en nuestras barrigas el ombligo nos habla de un largo periodo de simbiosis con una mujer (¡sí, nos formamos en el interior de una!), la atmósfera educativa patriarcal insistía a toda costa en querer alejarnos de la identificación con lo femenino. La androginia era demonizada y erróneamente confundida con la homosexualidad, siempre en clave homofóbica. Y desde luego, no se admitía bajo ningún concepto la construcción de una ontología que concibiera el Ser como femenino.

Durante siglos se esperaba de los padres que mitigaran todo atisbo de feminidad en sus hijos varones. Las madres no podían oponerse a ello, y eran ridiculizadas para que reprimieran su afecto y deseos. La cultura patriarcal ha educado a los niños en congeladores, y los cerebros congelados no sienten compasión.


Restaurar el liderazgo espiritual femenino:

El varón que ha integrado su androginia se transforma en un hombre completo. El "conócete a ti mismo" socrático en gran parte queda resuelto en la integración de los géneros: en el caso de los hombres, eso pasa por reconocernos en cada mujer. ¿Qué sucedería si la experiencia de la androginia en los varones no fuera una excepción a la norma, sino la norma?

Como toda experiencia mística, ontológica y transformadora, sólamente puede llegar a comunicarse en términos poéticos y analógicos. Tan sencilla frase como "soy una mujer", pronunciada por la boca de hombres, derrumbaría los cimientos de siglos de razón patriarcal, de lenguaje inflexible y dualista, para inaugurar una nueva ontología que reconociera a la Gran Madre como origen de toda vida y conciencia.



Por eso me parece urgente colocar el liderazgo espiritual femenino en el centro, recuperar la experiencia estética, los ritos iniciáticos y demás juegos sociales que nos permitan aprehender a los varones, ya desde jóvenes, nuestra profunda interdependencia con los ciclos de la naturaleza y la integración de nuestra esencia femenina y, en definitiva, humana.

Llevamos ya demasiados siglos perdidos sin rumbo. Necesitamos sacerdotisas, profetisas, poetisas, teólogas y filósofas. En primera línea. Nos jugamos en ello la salud mental y física de generaciones presentes y futuras. Y no hace falta vestirse con túnicas extrañas e inhalar humos: educadoras, periodistas, escritoras, profesionales,... cada cual en su cotidianidad puede ser la sacerdotisa que tanto necesitamos. Toda mujer segura de sí misma y libre, vital y comprometida.

Del olvido y represión de nuestras raíces femeninas nacen las más diversas desviaciones sexuales. Los casos de pederastia en la Iglesia me parecen un caso paradigmático. En un mundo de hombres, donde ninguna mujer nunca podrá enseñarle ni ofrecerle al hombre nada, la depravación sexual se abre paso impunemente.

10 de agosto de 2011

Es el momento oportuno.

Artículo escrito por Francesca Rosati Freeman para Universitá delle Donne.
Traducido por Matriarcal.

¡Es el momento oportuno!

"Es el momento oportuno" es el título de la Conferencia celebrada en St.Gallen (Suíza) del 12 al 15 de mayo de 2011. No hay ningún título más apropiado, en un momento en que nuestro planeta está atravesando uno de los períodos más catastróficos de la historia, debido a la irresponsabilidad de los que nos gobiernan y la competitividad sin freno de este sistema económico mundial; y nunca más que ahora se escucha esta necesidad de cambio. Para las mujeres que participaron llegó el momento de recuperar lo que el Patriarcado arrebató. No menos de 500 personas, casi todas mujeres, han ocupado durante tres días el Salón Congreso de Thonhalle, en cuyas paredes fueron suspendidos a modo de banderolas las efigies de diosas de la antigua Europa, símbolos del culto de la Gran Diosa Madre, que comienza en el Paleolítico.


Ha sido el tercer Congreso Internacional sobre Estudios Matriarcales después del organizado en Luxemburgo en 2003 y del celebrado en Texas en 2005, ambos bajo la dirección de la Academia Hagia y el Centro de Estudios de la Economía de la Donación.

La Conferencia ha sido organizada y dirigida por Heide Goettner-Abendroth, filósofa alemana, investigadora, fundadora y directora de Hagia desde 1986, Academia Internacional de Estudios Matriarcales y espiritualidad matriarcal de Alemania; y por Cécile Keller, Suíza, codirectora de Hagia desde 1997, ginecóloga e investigadora de la medicina matriarcal.

La Conferencia contó con la presencia de mujeres de todo el mundo: investigadoras, profesoras universitarias, mujeres pertenecientes a matriarcados, escritoras, autoras, artistas, periodistas, etc... para compartir sobre un mismo tema: el modelo de sociedad matriarcal, un modelo de sociedad no violenta, configurada alrededor de los valores maternos, basado en la igualdad de los sexos, la toma de decisiones por consenso y una forma de espiritualidad que identifica la divinidad con la naturaleza, valores que deben proteger nuestro planeta de la destrucción a manos del patriarcado.

Las organizadoras han asegurado un justo equilibrio entre ejemplos prácticos de matriarcados, perspectivas teóricas e intelectuales.

"La Madre Tierra es valiosa. La explotación y la contaminación deben cesar inmediatamente". Ésta es la demanda de las mujeres que se definen a sí mismas como "madres e hijas de madres".

"El mundo cambia y empeora rápidamente", recoge el "Manifiesto" escrito por un grupo internacional de veinte mujeres especializadas en sociedades matriarcales del pasado y del presente.

"¿Acaso no lo vemos? ¿Permaneceremos calladas? Estamos asistiendo a una serie de terribles cambios acelerados a diferentes niveles: la radiación contamina el mar, el aire y el suelo; la Madre Tierra nos sorprende en Haití, Nueva Zelanda y Japón porque antes no escuchamos sus gritos en Nueva Orleans y Tailandia; las mujeres son aplastadas bajo una pesada carga; hombres y niños emigran en busca de supervivencia y esperanza; los combatientes por la libertad son sacrificados y perseguidos; la explotación de los recursos de la Madre Naturaleza no tiene fin; los tesoros y la sabiduría de los pueblos indígenas son saqueados para beneficio de las grandes empresas; unos pocos ejercen poder sobre muchos; el fascismo se expande como un fuego escapado de control; guerras innecesarias e interminables continúan en diversas partes del mundo; muchos son los fieles de la religión del todopoderoso Dólar. Nos acercamos al borde del precipicio por una enfermedad llamada patriarcado capitalista.

Nosotros, los humanos, hemos herido a la Madre Naturaleza de muchas maneras: alterando el equilibrio natural, profanando la tierra y el agua, el cuerpo y la dignidad de las mujeres, los niños, los trabajadores y los pueblos indígenas. Es hora de detener esta locura: ¡Hay que tomar otros caminos! ¡Basta de destrucción! ¡Basta de energía nuclear! ¡La guerra no es nuestro idioma! ¡No toleramos más violencia contra la naturaleza y la humanidad! ¡La vida es preciosa! ¡La naturaleza es valiosa! ¡Una sociedad de paz es posible, y HOY le damos inicio! ¡Nosotras, que somos madres e hijas de madres apoyamos la economía de la donación que siempre hemos practicado, los valores maternos del cuidado, la alimentación, la responsabilidad, la construcción de la paz y la redistribución, practicada por todas las comunidades indígenas y matriarcales que viven en armonía con la Madre Tierra! Hacemos un llamamiento a todas las naciones a deponer las armas, a desmantelar las instalaciones nucleares, a poner fin a la destrucción de la naturaleza, a limpiar el agua, el suelo y el aire AHORA".

La solución a estos problemas reside en el modelo matriarcal, nos dicen por unanimidad las ponentes de este tercer Congreso Internacional que, llegadas de todo el planeta, exponen sus experiencias, sus investigaciones, sus estudios y políticas matriarcales, que consisten en la creación de una sociedad pacifista marcada por la igualdad entre los géneros.

30 de junio de 2011

Europa Indígena.

Fuente: Europa Indígena.

Hubo un tiempo en el que la cosmovisión de las primeras culturas europeas en nada se diferenciaba de la del resto de pueblos indígenas de nuestro planeta. Durante un inmenso periodo de más de 35.000 años (del Paleolítico al Neolítico) y según las evidencias del arte simbólico prehistórico y las mitologías arcaicas, una misma cosmovisión en torno a la figura de la Gran Madre Naturaleza fue compartida en todo el continente euroasiático: desde el Cantábrico hasta Siberia, llegando hasta Oriente Próximo y el Valle del Indo.

Esta visión de la naturaleza como una Gran Madre era ya plasmada en el arte prehistórico hace nada menos que 40.000 años (Venus de Hohle Fels) y sobrevivió como figura central de la mitología Europea hasta hace unos 5.000 años, cuando los primeros pueblos militarizados comenzaron a imponer una nueva forma de concebir el mundo que se prolonga hasta nuestros días.

Existen suficientes evidencias arqueológicas, mitológicas y antropológicas para asegurar sin miedo a equivocarse que en aquel tiempo los europeos entendían a la naturaleza como sagrada y que las primeras sociedades humanas estuvieron basadas en la fraternidad y el apoyo mutuo, según muestra, entre otros, el extraordinario trabajo de la arqueóloga Marija Gimbutas.

Europa Indígena nace pues, con el objeto de recuperar la memoria robada de nuestro continente, aquella que nos permita re-conectarnos con las verdaderas raíces del árbol de nuestros antepasados y derrumbar de este modo, los falsos mitos en los que se sustenta la llamada Civilización Occidental.

Guillermo Piquero.

23 de junio de 2011

Interpretación Feminista del Mito de la Creación.

Escrito por Leonardo Boff, enlace a artículo original.

Las teólogas feministas nos han descubierto los rasgos antifeministas del actual relato de la creación de Eva (Gn 1,18-25) y de la caída original (Gn 3,1-19), que ha venido reforzando en la cultura los prejuicios contra las mujeres. Según este relato, la mujer fue formada de una costilla de Adán que, al verla, exclama: «esta es carne de mi carne y hueso de mis huesos, y se llamará varona (hebreo: ishá) porque fue sacada del varón (ish); por eso el varón dejará a su padre y a su madre para unirse a su varona: y los dos serán una sola carne» (2,23-25).

14 de marzo de 2011

Psicoanalizando devociones pasadas.

 
 
Un poco de historia.

En el siglo XIX aparecieron decenas de estas hoy pequeñas congregaciones religiosas inspiradas por la imagen del Sagrado Corazón de Jesús, que debería simbolizar la empatía, la compasión, la capacidad para compartir las alegrías y el dolor de los demás, e impulsarnos a trabajar por la paz y la justicia. Hasta aquí, todo bien...

22 de febrero de 2011

Women of Tibet: The Great Mother



Trailer de documental que narra la historia de la madre del 14ª Dalai Lama (ver página web)

"En todas partes existe la preocupación por la paz en el mundo. Pero esa paz no llegará por plegarias, ni por la tecnología, ni por el dinero, ni por la religión, sino a través de las madres. Ésa es mi creencia fundamental. Considero a la madre la primera maestra en la compasión. El primer día de mi nacimiento empecé a aprender y a experimentar la compasión y el afecto maternales. Ésa es la parte más importante de una familia sana, condición para una humanidad sana."
Dalai Lama


"Madre es una palabra primaria, mucha gente considera a la madre como el gran arquetipo porque todo ser humano procede de la madre. El arquetipo de la Gran Madre aporta coherencia a la vida espiritual y humana. Proporciona un puente entre el autoconocimiento más profundo y la capacidad para amar. Perder o ignorar a la Gran Madre traerá más violencia al mundo."

Angeles Arrien, Dra. en Antropología.