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16 de enero de 2012

Nacen más niñas como mecanismo natural contra las crisis.

Artículo original escrito por César-Javier Palacios para 20 Minutos.

Nacen más niñas como mecanismo natural contra la crisis.


Un reciente estudio publicado en la revista Science confirma que el miedo reduce el número de crías en los gorriones. Incluso aunque no haya depredadores cerca, si estos pájaros perciben el riesgo de que pueden ser cazados disminuye el tamaño de su descendencia hasta en un 40% . Es el coste del miedo, un intenso sentimiento generalizado en todos los animales como prudente comportamiento de supervivencia.

Nosotros también lo tenemos, y es en épocas de incertidumbre, como la terrible crisis económica que nos está tocando vivir a los españoles, donde la generalización de esta emoción se manifiesta de forma más sorprendente. Sin darnos cuenta, nuestra naturaleza animal ha puesto en marcha sus mecanismos de defensa. Hemos pasado a tener menos hijos por pareja y a que nazcan más niñas que niños.


La razón es puramente biológica. Como explica el profesor de genética humana Bryan Sykes en su famoso libro ‘La maldición de Adán’, la producción de machos en los mamíferos es muy cara, pues la competencia entre ellos consume mucha energía y es más fácil asegurar la pervivencia de nuestra carga genética con las hembras. En los humanos, la mayor vulnerabilidad y agresividad de los machos explica que en condiciones normales nazcan como media en el mundo 103,5 chicos por cada 100 chicas.

Sin embargo, como resalta el biólogo y neurocientífico Gerald Hüther, en épocas de gran estrés ambiental, como las guerras o las grandes crisis, donde las mujeres no se sienten bien, nacen menos niños que niñas, pues ante un futuro incierto los embriones masculinos mueren en los primeros dos meses de gestación.

Además, y según han demostrado varios estudios científicos, cuanta menos testosterona tienen los hombres menos hijos machos se engendran. Y estas épocas de vacas flacas le bajan las hormonas al más entusiasta ¿no os parece?

Yo tengo además otra teoría. Este desastroso mundo masculino sólo lo podrán salvar las mujeres. Y la naturaleza es sabia. Muy sabia.

César-Javier Palacios es geógrafo, naturalista, escritor, periodista y miembro de la Fundación Félix Rodríguez de la Fuente.

10 de agosto de 2011

Es el momento oportuno.

Artículo escrito por Francesca Rosati Freeman para Universitá delle Donne.
Traducido por Matriarcal.

¡Es el momento oportuno!

"Es el momento oportuno" es el título de la Conferencia celebrada en St.Gallen (Suíza) del 12 al 15 de mayo de 2011. No hay ningún título más apropiado, en un momento en que nuestro planeta está atravesando uno de los períodos más catastróficos de la historia, debido a la irresponsabilidad de los que nos gobiernan y la competitividad sin freno de este sistema económico mundial; y nunca más que ahora se escucha esta necesidad de cambio. Para las mujeres que participaron llegó el momento de recuperar lo que el Patriarcado arrebató. No menos de 500 personas, casi todas mujeres, han ocupado durante tres días el Salón Congreso de Thonhalle, en cuyas paredes fueron suspendidos a modo de banderolas las efigies de diosas de la antigua Europa, símbolos del culto de la Gran Diosa Madre, que comienza en el Paleolítico.


Ha sido el tercer Congreso Internacional sobre Estudios Matriarcales después del organizado en Luxemburgo en 2003 y del celebrado en Texas en 2005, ambos bajo la dirección de la Academia Hagia y el Centro de Estudios de la Economía de la Donación.

La Conferencia ha sido organizada y dirigida por Heide Goettner-Abendroth, filósofa alemana, investigadora, fundadora y directora de Hagia desde 1986, Academia Internacional de Estudios Matriarcales y espiritualidad matriarcal de Alemania; y por Cécile Keller, Suíza, codirectora de Hagia desde 1997, ginecóloga e investigadora de la medicina matriarcal.

La Conferencia contó con la presencia de mujeres de todo el mundo: investigadoras, profesoras universitarias, mujeres pertenecientes a matriarcados, escritoras, autoras, artistas, periodistas, etc... para compartir sobre un mismo tema: el modelo de sociedad matriarcal, un modelo de sociedad no violenta, configurada alrededor de los valores maternos, basado en la igualdad de los sexos, la toma de decisiones por consenso y una forma de espiritualidad que identifica la divinidad con la naturaleza, valores que deben proteger nuestro planeta de la destrucción a manos del patriarcado.

Las organizadoras han asegurado un justo equilibrio entre ejemplos prácticos de matriarcados, perspectivas teóricas e intelectuales.

"La Madre Tierra es valiosa. La explotación y la contaminación deben cesar inmediatamente". Ésta es la demanda de las mujeres que se definen a sí mismas como "madres e hijas de madres".

"El mundo cambia y empeora rápidamente", recoge el "Manifiesto" escrito por un grupo internacional de veinte mujeres especializadas en sociedades matriarcales del pasado y del presente.

"¿Acaso no lo vemos? ¿Permaneceremos calladas? Estamos asistiendo a una serie de terribles cambios acelerados a diferentes niveles: la radiación contamina el mar, el aire y el suelo; la Madre Tierra nos sorprende en Haití, Nueva Zelanda y Japón porque antes no escuchamos sus gritos en Nueva Orleans y Tailandia; las mujeres son aplastadas bajo una pesada carga; hombres y niños emigran en busca de supervivencia y esperanza; los combatientes por la libertad son sacrificados y perseguidos; la explotación de los recursos de la Madre Naturaleza no tiene fin; los tesoros y la sabiduría de los pueblos indígenas son saqueados para beneficio de las grandes empresas; unos pocos ejercen poder sobre muchos; el fascismo se expande como un fuego escapado de control; guerras innecesarias e interminables continúan en diversas partes del mundo; muchos son los fieles de la religión del todopoderoso Dólar. Nos acercamos al borde del precipicio por una enfermedad llamada patriarcado capitalista.

Nosotros, los humanos, hemos herido a la Madre Naturaleza de muchas maneras: alterando el equilibrio natural, profanando la tierra y el agua, el cuerpo y la dignidad de las mujeres, los niños, los trabajadores y los pueblos indígenas. Es hora de detener esta locura: ¡Hay que tomar otros caminos! ¡Basta de destrucción! ¡Basta de energía nuclear! ¡La guerra no es nuestro idioma! ¡No toleramos más violencia contra la naturaleza y la humanidad! ¡La vida es preciosa! ¡La naturaleza es valiosa! ¡Una sociedad de paz es posible, y HOY le damos inicio! ¡Nosotras, que somos madres e hijas de madres apoyamos la economía de la donación que siempre hemos practicado, los valores maternos del cuidado, la alimentación, la responsabilidad, la construcción de la paz y la redistribución, practicada por todas las comunidades indígenas y matriarcales que viven en armonía con la Madre Tierra! Hacemos un llamamiento a todas las naciones a deponer las armas, a desmantelar las instalaciones nucleares, a poner fin a la destrucción de la naturaleza, a limpiar el agua, el suelo y el aire AHORA".

La solución a estos problemas reside en el modelo matriarcal, nos dicen por unanimidad las ponentes de este tercer Congreso Internacional que, llegadas de todo el planeta, exponen sus experiencias, sus investigaciones, sus estudios y políticas matriarcales, que consisten en la creación de una sociedad pacifista marcada por la igualdad entre los géneros.

16 de julio de 2011

La centralidad de la mujer en el simbolismo Minangkabau.

Escrito por Peggy Reeves Sanday.

http://www.sas.upenn.edu/~psanday/eggi2.html

Durante toda mi carrera he sentido interés por el auténtico significado de la palabra "matriarcado". Desde un punto de vista teórico, sentía curiosidad por la naturaleza de su estructura social, significados de género, estética y visión del mundo de las llamadas sociedades matriarcales. Preguntas sobre la calidad de las relaciones interpersonales también me intrigaban. ¿Habría más o menos violencia interpersonal, más o menos abuso infantil y doméstico en una sociedad matriarcal? También me preguntaba sobre el "gobierno femenino" que acompaña todas las discusiones sobre el matriarcado. ¿Cómo se expresaría el poder político en manos femeninas? ¿Se sentirían las mujeres más cómodas y la vida sería más apacible? ¿Dónde encajarían los hombres en una sociedad así, y cómo interactúan los sexos?

¿Quiénes son los Minangkabau?

Tales preguntas me inspiraron para iniciar mi trabajo de campo antropológico entre los Minangkabau, quienes se refieren a sí mismos como un "matriarcado". El cuarto de los mayores grupos étnicos de Indonesia, los Minangkabau, son conocidos por los antropólogos como la sociedad matrilineal moderna más extensa hoy en el mundo. Constituyen un 3% de toda Indonesia, y una cuarta parte de la población de Sumatra. La provincia de Sumatra Occidental, hogar de los Minangkabau, es una de las ocho provincias de Sumatra. Ellos hablan un dialecto del Malayo, que formó la base del idioma nacional de Indonesia, y que algunos linguistas consideran el padre del Malayo moderno. Son famosos en Indonesia y Malasia por su sistema social matrilineal y el ancestral modelo de propiedad heredado por las mujeres.



http://www.sas.upenn.edu/~psanday/eggifemale.html


18 de mayo de 2011

Esperanza es nombre de mujer.

Enlazo a los artículos del blog Una Antropóloga en la Luna:

Artículo I:  Cuidando la vida: matriarcado. (Umoja, Mosuo, Lakota)
Artículo II:  Esperanza es nombre de mujer. (Sahara, Meghalaya)
Artículo III: Lenguaje, amor, redistribución. (Orango Grande, Juchitan, Nushu)


¡¡¡Fantástico blog, muy recomendable!!!

Los pocos matriarcados que siguen vivos en el planeta son tesoros que debemos cuidar.

No son sociedades perfectas, por supuesto, pero en ellas descubrimos una manera muy diferente de entender la vida y de formar parte de una comunidad.

No tenemos ningún derecho a considerarlas sociedades inferiores y primitivas, porque en ellas residen muchas claves para nuestra salvación: ausencia de tráfico sexual, machismo nulo, poquísima violencia y respeto por la naturaleza, principalmente (que no es poco).

Darles la espalda y ridiculizarlas demuestra una gran ignorancia y falta de sensibilidad.

Hoy más que nunca, es urgente mirar hacia estos pequeños matriarcados y obtener inspiración.

Mi más sincero agradecimiento a Antropóloga en la Luna por haber escrito estos artículos sobre diversas etnias matriarcales (repito enlaces a artículos I y II y III).

Jóvenes de Meghalaya, un oasis no patriarcal en la India.

4 de mayo de 2011

El cerebro masculino.



¿Qué somos los varones?

¿Somos tan "originales" como nos han dicho los patriarcas de la cultura, o somos por el contrario una simple "variación" del modelo de ser humano original, el femenino?

¿Qué implicaciones tiene que sociedades enteras estén gobernadas (religiosa, política, económica y culturalmente) por los individuos más territoriales, jerárquicos y menos empáticos, explotadores de la naturaleza femenina (y por extensión de todo lo que existe)?

¿Cómo sería una sociedad organizada por personas que no estuvieran tan condicionadas por una hormona que puede obcecarnos, esclavizarnos y volvernos contra nuestra propia naturaleza? ¿Es decir, cómo sería vivir en un mundo sin varones poderosos?

La crisis originada en la adolescencia parece terminar para nosotros los varones cuando nuestro cerebro se libera de todos los condicionamientos hormonales masculinos y los prejuicios culturales que los agravan, y vuelve a asemejarse a su estado original, el femenino, el que todos hemos compartido en las primeras ocho semanas en el útero de nuestras madres. ¿Por qué nadie nos lo dijo antes?

El patriarcado se sirve de diversas técnicas para dificultar esa recuperación del cerebro femenino en los varones adolescentes y mantenerlo siempre en un estado de alienación constante: añadiendo a esa sobredosis de testosterona otras elevadísimas dosis de ruido, prejuicios sexistas, educación para la competitividad, mentiras sobre falsas libertades y derechos, incomunicación, pornografía machista, presión psicológica, alcohol y demás sustancias adictivas...


Lejos de ayudar al adolescente a comprender los entresijos de su parte originariamente femenina y establecer relaciones sanas con las mujeres, le apartan de su alma y le enfrentan a ella. Ciertas industrias culturales y lúdicas seguirán perpetuando el patriarcado mientras no se ofrezca a los jóvenes varones diversiones y placeres alternativos imaginados exclusiva o principalmente por mujeres.

Conocernos a nosotros mismos implica conocer la naturaleza femenina, libres de prejuicios. Pero para ello, hay que empezar escuchando a las mujeres que tenemos cerca, ¡y no dejar de escucharlas porque decidan convertirse en madres!