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En una provincia del sur de China llamada Guangdong muchas mujeres se
rebelaron contra el matrimonio heterosexual impuesto por la sociedad en la que
vivían. Y lo hicieron creando la Asociación de
la Orquídea Dorada, una interesante
comunidad en la que se prometía no tener relaciones sexuales con hombres.
Aunque no está muy claro cuándo nació, sí se tiene constancia de su existencia y el gran número de seguidoras que tuvo durante toda la dinastía Qing (de 1644 a1911 D.C.). Por aquel entonces las mujeres eran tratadas como sirvientas. Las familias organizaban los matrimonios y era frecuente que las jóvenes no conocieran a sus maridos hasta el momento de la boda. Además, no podían ni heredar ni ser titulares de ninguna propiedad.
En el siglo XIX la industria de la seda aumentó de forma notable en Guangdong, en gran medida debido a la alta demanda extranjera de tan valorado producto. A menudo se contrataba solo a personas del sexo femenino, permitiéndoles así no sólo tener sus propios ingresos, sino también relacionarse entre ellas. A medida que empezaron a tener independencia económica, aumentó la práctica de la resistencia al matrimonio tradicional y prosperaron las socias de la Orquídea Dorada. Marjorie Topley sostiene en su obra La resistencia al matrimonio en el Guangdong rural que la oposición se limitaba a esta área geográfica bastante pequeña donde la industria de la sericicultura era prominente. Suponía mucho trabajo y por ello se necesitaba mucha mano de obra. Por esta razón, Topley señala que además de aumentar los matrimonios de mujeres en la provincia, eran poco frecuentes tanto la tradición de los pies vendados, como la del infanticidio femenino.
Aunque no está muy claro cuándo nació, sí se tiene constancia de su existencia y el gran número de seguidoras que tuvo durante toda la dinastía Qing (de 1644 a1911 D.C.). Por aquel entonces las mujeres eran tratadas como sirvientas. Las familias organizaban los matrimonios y era frecuente que las jóvenes no conocieran a sus maridos hasta el momento de la boda. Además, no podían ni heredar ni ser titulares de ninguna propiedad.
En el siglo XIX la industria de la seda aumentó de forma notable en Guangdong, en gran medida debido a la alta demanda extranjera de tan valorado producto. A menudo se contrataba solo a personas del sexo femenino, permitiéndoles así no sólo tener sus propios ingresos, sino también relacionarse entre ellas. A medida que empezaron a tener independencia económica, aumentó la práctica de la resistencia al matrimonio tradicional y prosperaron las socias de la Orquídea Dorada. Marjorie Topley sostiene en su obra La resistencia al matrimonio en el Guangdong rural que la oposición se limitaba a esta área geográfica bastante pequeña donde la industria de la sericicultura era prominente. Suponía mucho trabajo y por ello se necesitaba mucha mano de obra. Por esta razón, Topley señala que además de aumentar los matrimonios de mujeres en la provincia, eran poco frecuentes tanto la tradición de los pies vendados, como la del infanticidio femenino.
En esta peculiar comunidad de la Orquídea Dorada, el noviazgo y el matrimonio
diferían del tradicional porque la unión era entre dos damas. No obstante, era
similar en cuanto a rituales se refiere: si una deseaba casarse con otra, le
ofrecía a su amada y a la familia de esta, regalos como té y pasteles de boda.
Si los aceptaba, se consideraba que la pareja estaba comprometida. Como
consecuencia del enlace las enamoradas cambiaban su peinado de trenza, símbolo
de soltería, por un moño, distintivo de matrimonio. Durante la ceremonia la
pareja se prometía fidelidad y honraba a familiares y antepasados.