Mostrando entradas con la etiqueta Propiedad Privada. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Propiedad Privada. Mostrar todas las entradas

12 de octubre de 2012

El poder no les conviene a los hombres.

¿Por qué nos conviene mantener a ciertas personas alejadas del poder?

En definitiva, porque el poder en manos de patriarcas (principalmente varones) se ha ejercido:
 
- egoístamente, sin tener en cuenta el bien común,
- ignorando consecuencias medioambientales y sanitarias,
- con demasiada imprudencia y riesgos,
- de forma autoritaria y jerárquica.

Mientras que, si se les permite algún día y si éstas se ponen de acuerdo, otras personas menos patriarcales podrían gestionar el poder mucho mejor. Pero... ¿cómo medir el grado de patriarcalismo de una persona?

Los siguientes estudios en concreto demuestran que el varón no siempre es el más preparado para gobernar. Lástima que estos estudios sigan separando la realidad humana en dos únicos sexos, hombres y mujeres, cuando la sexualidad de las personas es mucho más compleja de lo que suelen contemplar los estudios científicos, todavía instalados en el dualismo sexual.
 
- A la hora de administrar la riqueza, personas de otros géneros son menos arriesgadas y más prudentes que los varones.




- Los hombres por lo general tienden a la jerarquía.

- El cociente intelectual de las mujeres ya supera al de los hombres cuando ambos tienen igual acceso a la educación. Algo que le encantaría escuchar a Aristóteles...

Todos ellos son estudios que nos sirven para desmontar el narcisismo patriarcal vigente, pero insisto, demuestran graves deficiencias por seguir invisibilizando a ciertas minorías.
 
Para asegurar una convivencia sana, el futuro de nuestro planeta y el de nuestrxs hijxs, nada mejor que una sociedad matriarcal, es decir, sin patriarcado, y con políticas preventivas para evitar el retorno del mismo.

Nos interesa mantener las personalidades patriarcales lejos de las armas, del capital y del poder a todos los niveles, eso está claro.

Pero, ¿cómo hacerlo? ¿con tests psicológicos? ¿con declaraciones públicas? ¿con méritos concretos a favor de políticas de género?

¿Cómo prevenir la aparición de dichas personalidades, desde un punto de vista educativo, empezando ya desde la crianza?

¿Cómo identificar a aquellxs que pretenden usar el poder político, económico y cultural para legitimar la violencia y la dominación patriarcales?

¿Cómo compatibilizar la democracia con la necesidad de mantener a lxs patriarcas alejadxs de la toma de decisiones?

Renegar del patriarcado debería ser ya una condición indispensable para ocupar puestos de responsabilidad en cualquier sociedad democrática.
 
Fuente caricatura:
http://www.hangthebankers.com/4-bankers-sentenced-to-death-is-this-the-new-trend/

24 de septiembre de 2012

De la sospecha prolongada a la expropiación masculina global.



Sigo sospechando que se podría demostrar (incluso empíricamente) que el capital en manos del varón, en un 85% de los casos, se ha usado con la finalidad de lucrarse, enriquecerse y multiplicar beneficios en términos estrictamente individualistas.

También sospecho que el derecho a la propiedad privada no es necesariamente garante de justicia e igualdad, y a los varones no nos hace ni más libres ni más buenos.

La ausencia de propiedad privada (existen otras fórmulas de propiedad compartida, como la matriarcal) no necesariamente vulnera la dignidad humana, puede que incluso nos permita evolucionar y liberarnos del curso autodestructivo que iniciamos en la era patriarcal.

Añadamos que los hombres que voluntariamente reniegan de la riqueza y acumulación de bienes resultan ser los más felices, solidarios y menos posesivos (el ermitaño y el monje son identidades ridiculizadas por el capitalismo y que a mi parecer se deben recuperar).

Deduzco de todo ello que la mejor vía para poner fín a siglos de neurosis social consiste en despojar al varón de aquello que más le corrompe y más teme perder: el patrimonio.

Por eso, a título personal (y éste no es un reclamo del movimiento matriarcal ni del feminista, por lo general moderados y políticamente correctos), propongo una "expropiación masculina global".

Sé que con ello me alineo con posturas más radicales, pero creo que no estoy sugiriendo nada que vulnere los derechos humanos. No considero el derecho a la propiedad privada, ese "derecho a enriquecerse sin tener en cuenta el mundo que me rodea", un derecho fundamental. Por cierto, fue en su momento un derecho "inventado" por varones y para varones, exclusivamente, algo que ya debería hacernos seguir sospechando.

El hombre sin patrimonio es libre, y no puede oprimir a poblaciones enteras bajo ningún concepto: por su propia supervivencia, no tiene más remedio que respetar, cooperar y trabajar por el bien común. Se me acusará de desprecio a los de mi género, algo que debo negar rotundamente, no estoy proponiendo ningún parricidio ni castraciones masivas. Porque amo y conozco bastante la naturaleza masculina, y deseo lo mejor para la humanidad, liberar al hombre del poder que lo corrompe mediante la expropiación masculina universal sería toda una bendición para el hombre.

Yo ya he dado el primer paso entregando todas mis ganancias en manos de Ella. ¡Y menuda sensación de libertad!

26 de marzo de 2012

Turín 2012: Ciclo de Conferencias sobre Matriarcados (1ª parte)

Paso a resumir el ciclo de conferencias organizado en Turín (Italia) los pasados días 16, 17 y 18 de marzo: Culturas indígenas de paz, Mujeres y hombres más allá del conflicto.

He podido conocer personalmente a personas a las que he citado a menudo en este blog, de quienes he obtenido inspiración e ideas. Mis más sinceros agradecimientos a Morena Luciani, presidenta de la Asociación Cultural Laima, por invitarme a estar presente en este acontecimiento único. Sus esfuerzos han sido premiados, pues según la organización (y yo puedo confirmarlo) ha sido un éxito.

PRESENTACIÓN:

El acto tuvo el patrocinio del Departamento Municipal por la Igualdad de Oportunidades. Su representante felicitó a Laima por mostrar que existen otras formas de vida en sociedad. El patriarcado no ha sido siempre la única opción, ni la más antigua. Inspirándonos en estos pueblos matriarcales, podemos transformar nuestra sociedad y nuestras familias. De ellas aprendemos que la democracia real es mucho más que asistir a votar cada cuatro años: es capacidad de escucha y consenso, practicadas ya desde el seno familiar.

Sarah Perini inició la presentación del acto con la esperanza de que mujeres y hombres cooperásemos desde la tolerancia y el respeto. Se insiste en que la presencia de hombres en el congreso es bienvenida. Y aunque de forma minoritaria, hicimos acto de presencia, destacando la presencia de un círculo de hombres de Turín.

Se trata del quinto congreso tras los anteriores en Texas, Luxemburgo, Toronto y Suíza.

Ake y Najin, las dos mujeres Mosuo,
junto a Francesca Rosati Freeman,
Federica Carmana y Morena Luciani.

Morena Luciani apuntó que este encuentro nació gracias a un grupo de mujeres interesadas en la espiritualidad femenina: escritoras, madres, terapeutas, economistas y educadoras.
El interés por los matriarcados crece a escala internacional. A la vez, es un concepto que genera aún temor e incomprensión. En multitud de ocasiones se usa la palabra "matriarcado" erróneamente para referirse a una sociedad sexista. Pero ningún matriarcado es una dictadura de mujeres. El modelo matriarcal es ante todo maternal. Su política, su espiritualidad y su economía son maternales.

7 de marzo de 2012

La clásica teoría marxista sobre el matriarcado, por Evelyn Reed.

Ante todo, las mujeres no han sido siempre el sexo oprimido o “segundo sexo”. La antropología o los estudios de la prehistoria nos dicen todo lo contrario. En la época del colectivismo tribal las mujeres estuvieron a la par con el hombre y estaban reconocidas por el hombre como tales.

En segundo lugar, la degradación de las mujeres coincide con la destrucción del clan comunitario matriarcal y su sustitución por la sociedad clasista y sus instituciones: la familia patriarcal, la propiedad privada y el Estado.

Los factores clave que llevaron al derrocamiento de la posición social de la mujer tuvieron origen en el paso de una economía basada en la caza y en la recogida de comida, a un tipo de producción más avanzado, basado en la agricultura, la cría de animales y el artesanado urbano. La primitiva división del trabajo entre los sexos fue sustituida por una división social del trabajo mucho más complicada. La mayor eficacia del trabajo permitió la acumulación de un notable excedente productivo que llevó, primero, a diferenciaciones, y después a profundas divisiones entre los distintos estratos de la sociedad.

En virtud del papel preeminente que habían tenido los hombres en la agricultura extensiva, en los proyectos de irrigación y construcción, así como en la cría de animales, se apropiaron poco a poco del excedente, definiéndolo como propiedad privada. Estas riquezas potencian la institución del matrimonio y de la familia y dan una estabilidad legal a la propiedad y a su herencia. Con el matrimonio monogámico, la esposa fue colocada bajo el completo control del marido, que tenía así la seguridad de tener hijos legítimos como herederos de su riqueza.

Con la apropiación por parte de los hombres de la mayor parte de la actividad social productiva, y con la aparición de la familia, las mujeres fueron encerradas en casa al servicio del marido y la familia. El aparato estatal fue creado para reforzar y legalizar la institución de la propiedad privada, el dominio masculino y la familia patriarcal, santificada luego por la religión.

Este es, brevemente, el punto de vista marxista sobre el origen de la opresión de la mujer. Su subordinación no se debe a ninguna deficiencia biológica como sexo, sino que es el resultado de los acontecimientos sociales que destruyeron la sociedad igualitaria de la gens matriarcal, sustituyéndola por una sociedad clasista patriarcal que, desde sus inicios, se caracterizó por la discriminación y desigualdad de todo tipo, incluida la desigualdad de sexos. El desarrollo de este tipo de organización socio-económica estructuralmente opresiva, fue la responsable de la caída histórica de las mujeres.

18 de febrero de 2012

Todxs hemos sido niñxs.

Sigo creyendo que toda civilización fundada sobre los antivalores de la competitividad, el autoritarismo y el egocentrismo está enferma y no puede sino conducirnos a la autodestrucción. Cualquiera que defienda el capitalismo patriarcal está siendo cómplice de situaciones como la que sufren estxs niñxs en el país "más libre" del planeta: ver vídeo. ¿De qué sirve ser el país más "democrático" si no puede evitar que esto pueda llegar a ocurrir?

La "civilización" que permite situaciones así no es ni civilizada ni libre. Ninguna niña debería presenciar a su madre comiendo ratas. Todxs lxs niñxs tienen derecho a ser respetados y crecer en un entorno saludable y feliz.

7 de septiembre de 2011

Para reflexionar (I)

"Tras un rápido repaso de estas sociedades lideradas por mujeres, son obvias algunas diferencias fundamentales respecto a las comunidades lideradas por hombres. Sorprendentemente, estas culturas poseen un punto de vista bastante distinto al occidental sobre el sentido de la propiedad: colocan mayor énfasis en la participación comunitaria que las hegemónicas sociedades patriarcales. La infancia, por ejemplo, pertenece a la comunidad más que a una sola familia, y la tierra es compartida en vez de dividida. Desde luego, se trata de una primera impresión, teniendo en cuenta lo complejas y únicas que resultan estas comunidades alrededor del planeta, pero si sirve de indicador, las sociedades lideradas por mujeres se alzan como las más igualitarias, las más pacíficas y, probablemente, las más justas."
Traducido de artículo de Corrina Laughlin para "The Utopianist".

1 de septiembre de 2011

La inteligencia espacial de mujeres y hombres matriarcales, superior al resto.

Fuente: Diario Público, 30-8-2011.

Durante años, la sociedad ha desarrollado imágenes estereotipadas de hombres y mujeres. Una de las más extendidas es la que asocia a los hombres una mayor capacidad innata para realizar labores que requieren inteligencia espacial, como las ingenierías o las ciencias técnicas como física o química. Hoy, un estudio publicado en PNAS asegura que las habilidades relacionadas con la inteligencia espacial no dependen del género, sino del entorno social en el que se desarrollan los seres humanos.

El equipo de investigadores, liderado por Moshe Hoffman, de la Universidad de California, no niega que en la actualidad existan diferencias entre hombres y mujeres, pero los resultados de su investigación muestran que es la educación, y no las capacidades innatas, la que tiene un papel más importante en la brecha de género existente. "Mediante la comparación de dos sociedades que sólo diferían en su cultura, podemos concluir que la educación tiene un gran impacto en las diferencias de género", afirma Moshe.



"La educación tiene un gran impacto en las diferencias de género"

El estudio fue realizado entre dos tribus del noreste de India que presentan el mismo origen biológico, desarrollan actividades agrícolas parecidas y tienen una dieta similar. Sin embargo, ambas tribus presentan una clara diferencia en cuanto al tratamiento dado a hombres y mujeres. Mientras los khasi poseen una sociedad matriarcal, en la que las mujeres son las únicas propietarias de la tierra, los karbi son patriarcales y son los hombres los que suelen heredar los terrenos familiares.

El experimento consistió en proponer la resolución de un puzzle a los miembros de las dos tribus. Lo más destacable es que, pese a que en la sociedad patriarcal los hombres resolvían el rompecabezas mucho más rápido que sus mujeres, eran bastante más lentos que los hombres y las mujeres de la sociedad matriarcal, entre los que no había diferencias apreciables. El experimento también mostró que, dentro de la sociedad patriarcal, los resultados eran bastante mejores en los hogares que tenían como propietario a una mujer.

El estudio concluye que el entorno tiene un gran impacto en la brecha de género y que las medidas políticas que se tomen pueden ser cruciales para reducirlo.

Más información:

Publicación original en la revista científica Proceedings of the National Academy of Sciences.
(Sólo accesible a usuarios registrados).

- En esta página se muestra la media de tiempo que tardaron en resolver el puzzle: las mujeres y hombres khasi (matriarcales) tardaron poco más de 30 segundos, mientras que los hombres karbi (patriarcales) tardaron 42 segundos y las mujeres karbi 57 segundos. Participaron en el estudio unos 1.300 sujetos. La inteligencia espacial de individuos criados en una sociedad matriarcal demostró ser un 36,4% más rápida.

5 de agosto de 2011

Testimonio real de la etnia Minangkabau.



Matrilinealidad: los Minangkabau (Sumatra occidental, Indonesia) son la mayor población matrilineal del planeta. Son una excepción, el resto de Indonesia es patrilineal y patriarcal.

El rol de la mujer: comparado con otras comunidades, los Minangkabau otorgan un rol específico a la mujer. Ellas no son más "importantes" que los hombres, pero poseen una posición privilegiada; ellas gobiernan la familia y los recursos de la sociedad. La tierra y las casas pasan de madres a hijas. Ellas resultan centrales, a nivel cultural y socioeconómico. Simbolizan la unidad y la sabiduría.

El rol del varón: desde jóvenes estudian, viajan y se preparan para volver más adelante a ayudar a su comunidad en aquello que haga falta.

La cultura Minangkabau: el sistema matrilineal permite relaciones más igualitarias entre los sexos que el sistema patriarcal. La mujer posee la tierra, pero la posee para el colectivo. Igualmente, los hombres dirigen su trabajo al bien de la comunidad, no al de un solo individuo o unos pocos.

Expresión política: carecen de ejército, a diferencia de todas las sociedades patriarcales, como las que los han invadido en el pasado: musulmanes, colonialistas e indonesios.

16 de julio de 2011

La centralidad de la mujer en el simbolismo Minangkabau.

Escrito por Peggy Reeves Sanday.

http://www.sas.upenn.edu/~psanday/eggi2.html

Durante toda mi carrera he sentido interés por el auténtico significado de la palabra "matriarcado". Desde un punto de vista teórico, sentía curiosidad por la naturaleza de su estructura social, significados de género, estética y visión del mundo de las llamadas sociedades matriarcales. Preguntas sobre la calidad de las relaciones interpersonales también me intrigaban. ¿Habría más o menos violencia interpersonal, más o menos abuso infantil y doméstico en una sociedad matriarcal? También me preguntaba sobre el "gobierno femenino" que acompaña todas las discusiones sobre el matriarcado. ¿Cómo se expresaría el poder político en manos femeninas? ¿Se sentirían las mujeres más cómodas y la vida sería más apacible? ¿Dónde encajarían los hombres en una sociedad así, y cómo interactúan los sexos?

¿Quiénes son los Minangkabau?

Tales preguntas me inspiraron para iniciar mi trabajo de campo antropológico entre los Minangkabau, quienes se refieren a sí mismos como un "matriarcado". El cuarto de los mayores grupos étnicos de Indonesia, los Minangkabau, son conocidos por los antropólogos como la sociedad matrilineal moderna más extensa hoy en el mundo. Constituyen un 3% de toda Indonesia, y una cuarta parte de la población de Sumatra. La provincia de Sumatra Occidental, hogar de los Minangkabau, es una de las ocho provincias de Sumatra. Ellos hablan un dialecto del Malayo, que formó la base del idioma nacional de Indonesia, y que algunos linguistas consideran el padre del Malayo moderno. Son famosos en Indonesia y Malasia por su sistema social matrilineal y el ancestral modelo de propiedad heredado por las mujeres.



http://www.sas.upenn.edu/~psanday/eggifemale.html


18 de mayo de 2011

Esperanza es nombre de mujer.

Enlazo a los artículos del blog Una Antropóloga en la Luna:

Artículo I:  Cuidando la vida: matriarcado. (Umoja, Mosuo, Lakota)
Artículo II:  Esperanza es nombre de mujer. (Sahara, Meghalaya)
Artículo III: Lenguaje, amor, redistribución. (Orango Grande, Juchitan, Nushu)


¡¡¡Fantástico blog, muy recomendable!!!

Los pocos matriarcados que siguen vivos en el planeta son tesoros que debemos cuidar.

No son sociedades perfectas, por supuesto, pero en ellas descubrimos una manera muy diferente de entender la vida y de formar parte de una comunidad.

No tenemos ningún derecho a considerarlas sociedades inferiores y primitivas, porque en ellas residen muchas claves para nuestra salvación: ausencia de tráfico sexual, machismo nulo, poquísima violencia y respeto por la naturaleza, principalmente (que no es poco).

Darles la espalda y ridiculizarlas demuestra una gran ignorancia y falta de sensibilidad.

Hoy más que nunca, es urgente mirar hacia estos pequeños matriarcados y obtener inspiración.

Mi más sincero agradecimiento a Antropóloga en la Luna por haber escrito estos artículos sobre diversas etnias matriarcales (repito enlaces a artículos I y II y III).

Jóvenes de Meghalaya, un oasis no patriarcal en la India.

17 de mayo de 2011

Erich Fromm, reflexiones en torno al matriarcado.


Citas tomadas de El arte de amar:

El amor de la madre es incondicional, y también es omniprotector y envolvente; como es incondicional, tampoco puede controlarse o adquirirse. Su presencia da a la persona amada una sensación de dicha; su ausencia produce un sentimiento de abandono y profunda desesperación. Puesto que la madre ama a sus hijos porque son sus hijos, y no porque sean «buenos», obedientes, o cumplan sus deseos y órdenes, el amor materno se basa en la igualdad. Todos los hombres son iguales, porque son todos hijos de una madre, porque todos son hijos de la Madre Tierra.

4 de marzo de 2011

¡Hombres sin propiedad privada!



"Con la ayuda de sus hermanas, ella cuida de las necesidades económicas y sociales de la comunidad familiar. Ella es la administradora de todo el patrimonio: casa, tierras, animales y alimentos, incluso medios de transporte usados por los hombres de la familia, hermanos e hijos.

Todos los bienes son de su propiedad: la cosecha de los campos, la fruta de los jardines, la pesca y demás caza. Incluso los bienes y el dinero que los hombres han ganado en sus largas caravanas comerciales.

Ella también distribuye esos bienes, siempre atenta al bienestar de cada miembro del clan. Planifica el trabajo agrícola, actúa de huésped de los invitados, y es la sacerdotisa del clan durante las celebraciones importantes, como la mayoría de edad de las chicas o los funerales.

Su hermano también participa en la labor. Ha sido elegido portavoz del clan, se encarga de asuntos exteriores y organiza el trabajo del resto de hombres."

(Acerca de una matriarca Mosuo)

Fragmento traducido de "Los Mosuo, una sociedad matriarcal viva".

Pues bien, esta peculiar economía matriarcal, la de reservar el derecho de propiedad en exclusiva a las mujeres adultas reponsables (no necesariamente madres, puede tratarse de la hija con más aptitudes para el liderazgo) desemboca en la práctica en una sociedad no individualista y vacunada contra muchos de los males sociales derivados del patriarcado.

La concentración de los bienes en manos de mujeres respetadas puede parecer "sexista" o "injusta" desde nuestras sociedades modernas (cuyos fundamentos éticos y metafísicos siguen siendo patriarcales), pero para mí lo que cuenta es que son una medida eficaz contra la cultura del egoísmo, la dominación y la violencia naturalizada.

¿Qué hay de esos hombres? Son (somos) más felices así que poseyendo infinidad de juguetes caros y deudas bancarias: porque ahora sabemos que servir a nuestros seres amados y sentirnos amados es lo que nos hace más felices. ¡Menuda sensación de libertad no saberse propietario de nada!

24 de enero de 2011

Los hombres Mosuo: ¿sometidos o felices?

Los hombres Mosuo: ¿sometidos o felices?
por Francesca Rosati Freeman, autora del libro "Benvenuti nel paese delle donne".


La mayoría de películas sobre la sociedad matriarcal Mosuo, así como artículos ocasionales escritos por varios periodistas, presentan a los varones de esta comunidad como hombres perezosos que descansan durante todo el día para estar en forma durante la noche cuando van a ver a sus amadas, o como víctimas de las mujeres de las que dependen para recibir algo de dinero para sus gastos, o como personas que no tienen ningún poder de decisión, etc... No hay mejor manera de utilizar los medios de comunicación para crear clichés y estereotipos que no se ajustan de ningún modo a la realidad, con el objetivo común de infravalorar una sociedad donde los hombres no tengan poder y control sobre todas las cosas, incluyendo el poder y el control sobre el cuerpo y la sexualidad de las mujeres. En una sociedad machista como la nuestra, hablar de una sociedad matriarcal resulta alarmante para los hombres en general: miedo a perder el poder, el control de todo, pero también miedo a perder su identidad masculina transmitida por el modelo patriarcal y, por tanto, su virilidad.

Llevo cinco años viajando regularmente a la tierra de los Mosuo, estoy con ellos, observo, hago preguntas y participo en su vida diaria para tratar de entender esta sociedad en su esencia más profunda. Fue sólo después de liberarme de nuestros criterios occidentales cuando empecé a darme cuenta de que todos los significados que se atribuyen a conceptos tales como la paternidad, la maternidad, el poder, la matriarca, la familia, el parentesco, el amor, el matrimonio, la cabeza de la familia, etc... adquieren para los Mosuo una connotación tan diferente que altera totalmente nuestro sistema de valores.

20 de mayo de 2010

Pan, mística y erotismo: enemigos del capital.

El derecho a la propiedad es el primer pilar del modelo económico patriarcal, ya se trate de propiedad individual, jurídica o estatal. Pero... ¿realmente somos propietarios de algo?
Sólamente parecemos ser propietarios de nuestra propia vida. Y esa única "propiedad" es inmensamente frágil y vulnerable al principio, dependemos totalmente del cuidado de un adulto para mantenerla. Nuestra vida depende por entero de la familia que nos ha visto nacer. No nacemos tan "libres" como desearíamos, nacemos totalmente dependientes. Nada nos pertenece, sino que pertenecemos a algo más grande que nosotros mismos.

29 de octubre de 2009

¿Política? ¡Cambiemos las reglas del juego!

La política patriarcal actual se mueve entre la demagogia de partidos y el totalitarismo tiránico, con sus muchos matices locales. Toda ella está condicionada por la economía capitalista, defensora del "derecho a la propiedad", eufemismo del "derecho a enriquecerse".

No es más libre quien más tiene. El hombre se engaña cuando confunde la libertad personal con el derecho a enriquecerse. La libertad no proviene del derecho a la propiedad privada. La administración de la propiedad privada y los intereses sociales marcan hoy la agenda política: todo se reduce a un debate absurdo entre socialismo y liberalismo, ambos igual de corruptos. Las reglas del juego son éstas, y no se ponen en duda (excepto con el comunismo, que terminó siendo igual de patriarcal) aunque no favorezcan en nada al bien de futuras generaciones.

Los filósofos varones como Locke han enaltecido el derecho a la propiedad individual. Mientras el varón tenga derecho a la propiedad privada, tendrá el "poder" de comprar a las personas, especialmente a las mujeres, para fines que todos conocemos, ya sea bajo la forma de esposa o de prostituta.

En sociedades matriarcales como los Mosuo, la matriarca del clan es quien guarda y administra los bienes para cubrir las necesidades de la familia, sin ánimo de enriquecerse. Los varones carecen de propiedades, y sus ganancias las entregan a la madre. Son felices, no existen conflictos ni envidias, y por muy extraño que pueda parecernos, no ven en ello ninguna injusticia. ¡Por no hablar de ausencia de prostitución, de machismo, de violencia y de traumas infantiles!

A parte de entregarle la propiedad al Estado o sacralizar el derecho a la propiedad privada, existe otra alternativa no patriarcal: la propiedad comunitaria de las madres. Ello implica negar la propiedad privada (capitalismo) y la estatal (comunismo). Es una vía igual de legítima, donde sólo aquella que transmite la vida, la madre, tiene el derecho a servirse de los bienes de la Naturaleza para el bien de sus hijos.