26 de marzo de 2012

Turín 2012: Ciclo de Conferencias sobre Matriarcados (1ª parte)

Paso a resumir el ciclo de conferencias organizado en Turín (Italia) los pasados días 16, 17 y 18 de marzo: Culturas indígenas de paz, Mujeres y hombres más allá del conflicto.

He podido conocer personalmente a personas a las que he citado a menudo en este blog, de quienes he obtenido inspiración e ideas. Mis más sinceros agradecimientos a Morena Luciani, presidenta de la Asociación Cultural Laima, por invitarme a estar presente en este acontecimiento único. Sus esfuerzos han sido premiados, pues según la organización (y yo puedo confirmarlo) ha sido un éxito.

PRESENTACIÓN:

El acto tuvo el patrocinio del Departamento Municipal por la Igualdad de Oportunidades. Su representante felicitó a Laima por mostrar que existen otras formas de vida en sociedad. El patriarcado no ha sido siempre la única opción, ni la más antigua. Inspirándonos en estos pueblos matriarcales, podemos transformar nuestra sociedad y nuestras familias. De ellas aprendemos que la democracia real es mucho más que asistir a votar cada cuatro años: es capacidad de escucha y consenso, practicadas ya desde el seno familiar.

Sarah Perini inició la presentación del acto con la esperanza de que mujeres y hombres cooperásemos desde la tolerancia y el respeto. Se insiste en que la presencia de hombres en el congreso es bienvenida. Y aunque de forma minoritaria, hicimos acto de presencia, destacando la presencia de un círculo de hombres de Turín.

Se trata del quinto congreso tras los anteriores en Texas, Luxemburgo, Toronto y Suíza.

Ake y Najin, las dos mujeres Mosuo,
junto a Francesca Rosati Freeman,
Federica Carmana y Morena Luciani.

Morena Luciani apuntó que este encuentro nació gracias a un grupo de mujeres interesadas en la espiritualidad femenina: escritoras, madres, terapeutas, economistas y educadoras.
El interés por los matriarcados crece a escala internacional. A la vez, es un concepto que genera aún temor e incomprensión. En multitud de ocasiones se usa la palabra "matriarcado" erróneamente para referirse a una sociedad sexista. Pero ningún matriarcado es una dictadura de mujeres. El modelo matriarcal es ante todo maternal. Su política, su espiritualidad y su economía son maternales.


Desde nuestra corta perspectiva histórica nos parece que el patriarcado es algo natural, pero es bastante reciente teniendo en cuenta el antiquísimo origen de nuestra especie.

Las sociedades matriarcales son muy diversas unas de otras: budistas, islámicas, animistas, etc... Pero todas tienen en común la centralidad de las madres en la vida social, y las abuelas como consejeras espirituales. Se trata de sociedades cooperativas, sin lugar para la competitividad.

Italia es otro de los países con una altísima tasa de feminicidios. ¿Por qué ciertos modelos educativos generan violencia y otros no? Los matriarcados son un nuevo paradigma para alcanzar la paz en lo que a educación se refiere.

La Asociación Laima viene actuando en tres direcciones:
- promueve conferencias, encuentros y documentales que reelaboran la historia a la luz de los más recientes descubrimientos sobre los matriarcados.
- formula una espiritualidad femenina que empodere a la mujer y le devuelva la confianza en sí misma.
- acerca la obra de Marija Gimbutas a los institutos de enseñanza secundaria.

"El matriarcado no es el patriarcado a la inversa, de la misma manera que el feminismo no es el machismo a la inversa"
Francesca Rosati Freeman

Luciana Perkovich expresó el deseo de que este encuentro desestabilizara varios de los fundamentos y prejuicios implícitos en nuestra cultura. Sometió a crítica el concepto de "universalidad" (uni-versum), demasiado usado a la ligera, pues no existe en la vida una sola dirección sino varias posibles. También pidió recuperar el sentido originario y más positivo de la palabra "agresividad", en su acepción más constructiva.
Las personas invitadas al congreso, procedentes de culturas a las que se refirió como "culturas perdedoras" son la prueba viviente de otra forma de vida.
Terminó invitándonos a recuperar la memoria de nuestrxs antepasadxs, quienes no vivían aisladxs sino integradxs en la naturaleza. Hombres y mujeres del pasado más reciente que han sufrido represión y violencia también merecen ser rememoradas.


Bajo este nombre se agrupan un conjunto de pueblos del continente africano, presentes en Namibia, Sudáfrica y Botswana, pertenecientes a la cultura más antigua del mundo junto a los aborígenes australianos. Se caracterizan por haber desarrollado durante milenios un modelo social cooperativo e igualitario. El apelativo Khoe-San designa a "quienes no se pertenecen a sí mismos sino a la comunidad".

Jean Burgess, una de las pocas líderes espirituales de estos pueblos, nos comunica que su estilo de vida está muriendo rápidamente. Define a su cultura como una cultura de la maternidad. El fín último de toda la sociedad es el de mantener el equilibrio de fuerzas entre mujeres y hombres. Lo consiguen levantándose cada mañana con un espíritu de humildad. Para ellas, el género no existe. Los conceptos occidentales les resultan difíciles de entender.

Bernedette Muthien, de la asociación Engender (Sudáfrica), nos explica el verdadero origen etimológico de la palabra "matriarcado". La partícula arché proviene del griego y puede traducirse de dos maneras distintas: principio o dominación. Mientras que el patriarcado se basa en la dominación de los padres, el matriarcado se define al contrario como "la madre es el principio". Puesto que las madres son claramente el principio por su capacidad de generar vida, ellas no tienen necesidad de ejercer dominio alguno.

En las culturas africanas matrilineales todxs las personas son "agentes maternos" (motherer/s), aquellxs que realizan una función maternal, sin tratarse necesariamente de madres biológicas e incluyendo también a los hombres. Su economía se basa en el maternar y el ser maternado. La conciencia de haber nacido todxs de una madre es asumida sin dudas. Se trata de la "maternidad social" (Max Dashu), por el cual la maternidad se extiende al resto de la sociedad.

Es necesario descolonizar nuestra mente, y admitir que en todos los continentes han existido y existen culturas matrilineales. En África, por ejemplo, pueden contarse 6 en Malawi, 4 en Zambia y otras dispersas por Algeria, Angola, Botswana, Burkina Faso, Eritrea, Etiopía, Ghana, Marruecos, Mozambique, Namibia, Nigeria, Sudáfrica y Zimbabue.

Como explica Malidoma Somé, entre los Dagara del África occidental, a los tíos maternos se les llama "madres varón". Las "madres varón" son aquellos hombres que enseñan las virtudes de la paz, el silencio, la reconciliación y la sanación a los jóvenes adolescentes. Sobonfu también colabora con la difusión de las culturas matrísticas africanas, en las que el concepto de ubuntu resulta central.

El proceso por el cual reconectamos con la cultura maternal se llama rematriación: la vuelta a la Madre Tierra, vuelta a la vida y a la co-creación. Rematriar nuestras sociedades significa recuperar, como imperativo restaurador, nuestro pasado feminista, la espiritualidad, la cultura, el conocimiento y control femeninos sobre los recursos naturales y humanos. La rematriación no es utópica: a pesar de la colonización, aún existen muchas culturas que mantienen ese espíritu.
En estas culturas, las madres se guían por un "principio de relaciones matriarcales" por el cual se contempla a todxs lxs niñxs y personas como hijxs de una sola madre: umunne.

Bernedette recuerda algunas caractrísticas propias de las culturas matriarcales, según la filósofa Heide Göttner-Abendroth:
- Conceden más atención a lo concreto que a lo abstracto.
- No existen jerarquías. La maternidad no es dominante.
- Las decisiones se toman por consenso, en consejo, desde la familia. Son una democracia participativa.
- No hay lugar para la acumulación sino para la redistribución .
- Las necesidades reales prevalecen sobre el poder sobre los demás.
- Los hombres son maternales y matriarcales.
- Son sociedades muy humanas.
- Orientación radical hacia el cuidado de la vida.
- Acción política ligada a la espiritualidad.
- Política, economía, ciencia y espiritualidad interrelacionadas.

La unidad matricéntrica sería la unidad de parentesco básica. El patriarcado se basa sobre un artificio cultural: la paternidad es una construcción social.


La filósofa Heide Göttner Abendroth
y la antropóloga Peggy Reeves Sanday

HEIDE GÖTTNER-ABENDROTH:

Tras conocerla personalmente, quisiera destacar su carácter amable y cercano, portadora de una sabiduría que difícilmente encuentro en muchos intelectuales. La presencia de esta filósofa era especialmente valiosa: su vida dedicada al estudio de estas sociedades matriarcales nos permite clarificar los puntos esenciales que las caracterizan.
La conclusión más importante de los Estudios Matriarcales: éstos contradicen las teorías patriarcales sobre la sociedad.
Pueden existir y existen sociedades matricéntricas: los cuidados y la crianza son realizados tanto por hombres como por mujeres.
En ellas se da la igualdad de género: ausencia de machismo, ausencia de violencia, ausencia de dominación y ausencia de clases sociales.
Las diferencias, sin embargo, no son negadas. Se valora la diversidad. No se entiende la igualdad como la pretensión de anular o nivelar las diferencias. Éstas son respetadas.
Ante todo se busca el equilibrio entre las personas y el medio natural.

Estructura profunda de las sociedades matriarcales:

- A nivel económico:
Son principalmente agrícolas. Los bienes no se acumulan sino que se comparten (economía de la donación). Reciprocidad económica basada en la circulación de bienes.

- A nivel social:
Basadas en la estructura materna y el clan. La mujer no debe ser madre biológica para ser reconocida como tal. Todas las mujeres son madres y hermanas. Los valores maternales permean la sociedad entera.
El patriarcado vuelve las madres invisibles y esclavas.
Los clanes son consanguíneos y matrilineales. No existen maridos (matrilocalidad). Las mujeres tienen el poder para disponer y redistribuir todos los bienes y la riqueza. Este poder material y real de las mujeres es lo que las convierte en "matriarcales". En dichas sociedades no son necesarias las jerarquías para asegurar un reparto igualitario de bienes. Son sociedades horizontales de parentela matrilineal.

- A nivel político:
El consenso es el principio básico en la toma de decisiones a nivel familiar y popular. Los delegados de cada pueblo (normalmente varones, aunque no necesariamente) buscan el consenso a nivel regional. Para cuestiones importantes se consulta a tanta gente como sea posible.

- A nivel espiritual:
Todo el mundo natural es contemplado como divino y femenino. Todo es sagrado. Se caracterizan por la tolerancia, la ausencia de dogmas y la plena libertad religiosa.

Conclusión:

Los matriarcados no son utopías irreales sino realidades actuales. En ellas los resultados cualitativos prevalecen sobre la productividad. Las necesidades de la infancia son centrales. Allí donde las mujeres no están oprimidas, las sociedades nacientes son matrilineales.
Son auténticas democracias, participativas desde abajo, desde el mismo núcleo familiar hasta el nivel regional. No se busca crear naciones poderosas, sino regiones autosuficientes.

Heide Göttner-Abendroth nos recuerda sobre la reciente creación del "Matriarchiv", una biblioteca con el catálogo más amplio de libros sobre matriarcados.

(Hasta aquí las conferencias del sábado 17 de marzo, seguidamente publicaré otro artículo con las del domingo)

Artículo en Dol's Magazine.

Artículo en Promiseland.it

Artículo en Se no ora quando.


Luciana Perkovich sobre los matriarcados.