"Con la ayuda de sus hermanas, ella cuida de las necesidades económicas y sociales de la comunidad familiar. Ella es la administradora de todo el patrimonio: casa, tierras, animales y alimentos, incluso medios de transporte usados por los hombres de la familia, hermanos e hijos.
Todos los bienes son de su propiedad: la cosecha de los campos, la fruta de los jardines, la pesca y demás caza. Incluso los bienes y el dinero que los hombres han ganado en sus largas caravanas comerciales.
Ella también distribuye esos bienes, siempre atenta al bienestar de cada miembro del clan. Planifica el trabajo agrícola, actúa de huésped de los invitados, y es la sacerdotisa del clan durante las celebraciones importantes, como la mayoría de edad de las chicas o los funerales.
Su hermano también participa en la labor. Ha sido elegido portavoz del clan, se encarga de asuntos exteriores y organiza el trabajo del resto de hombres."
(Acerca de una matriarca Mosuo)
Fragmento traducido de "
Los Mosuo, una sociedad matriarcal viva".
Pues bien, esta peculiar economía matriarcal, la de reservar el derecho de propiedad en exclusiva a las mujeres adultas reponsables (no necesariamente madres, puede tratarse de la hija con más aptitudes para el liderazgo) desemboca en la práctica en una sociedad no individualista y vacunada contra muchos de los males sociales derivados del patriarcado.
La concentración de los bienes en manos de mujeres respetadas puede parecer "sexista" o "injusta" desde nuestras sociedades modernas (cuyos fundamentos éticos y metafísicos siguen siendo patriarcales), pero para mí lo que cuenta es que son una medida eficaz contra la cultura del egoísmo, la dominación y la violencia naturalizada.
¿Qué hay de
esos hombres? Son (somos) más felices así que poseyendo infinidad de juguetes caros y deudas bancarias: porque ahora sabemos que servir a nuestros seres amados y sentirnos amados es lo que nos hace más felices.
¡Menuda sensación de libertad no saberse propietario de nada!