Reproduzco la respuesta a una consulta que formulé a una persona formada en biología (desea mantener su anonimato). Le agradezco sumamente su atención y participación. Es un material interesante para la reflexión, especialmente para nosotros los varones. ¿Por qué tan pocos varones incorporamos un análisis semejante en nuestra autocomprensión? ¿Será miedo a perder nuestra universalmente inculcada masculinidad? ¿Miedo a dejar de ser el macho seductor por excelencia? Ja, ja,... ¡no seáis cobardes, patriarcas!
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Los seres vivos sexuados somos hembra por defecto (los asexuales lo son directamente, por supuesto). Todos los machos son hembras ontogenéticamente, es decir, son hembras que han sufrido una mutación sin formar una especie aparte.
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Los seres vivos sexuados somos hembra por defecto (los asexuales lo son directamente, por supuesto). Todos los machos son hembras ontogenéticamente, es decir, son hembras que han sufrido una mutación sin formar una especie aparte.
Debido a sucesivas mutaciones deletéreas en un cromosoma sexual, el X, que ha dado orígen a un fragmento del mismo que llamamos Y, algunas individuas, las que lo heredan, a los dos meses de gestación, cuándo este cromosoma empieza a intervenir (y a generar hormonas) sufren cambios morfológicos que dan lugar a lo que llamamos "machos". También, de forma independiente, se producen cambios neurológicos, aunque en algunas las transformaciones son incompletas cuando la madre es sometida a estrés durante el embarazo en el periodo en que se dan estos cambios psíquicos. La naturaleza es sabia.
Muchas especies no sexuales todavía se multiplican por partenogénesis, es decir, dan lugar a más hembras idénticas. En las llamadas especies con reproducción sexual, como nosotros, las mutaciones permanecieron, porque se dieron en un cromosoma que no es imprescindible para la supervivencia del indivíduo, y además fueron adaptativas, ya que al disponer de un reservorio genético como son los machos (saquito de genes a disposición de la especie) se posibilitaba la variabilidad genética, importante para que algunos individuos pudieran permanecer ante cambios ambientales, difíciles de soportar si todos los indivíduos son iguales, pues evolucionamos con el ambiente.
Cualquier tratado de biología evolutiva o embriología explica lo aquí expuesto, pero ninguno va más allá adentrándose en las repercusiones filosóficas y sociales de tal descubrimiento.
También algo sobre la couvade es interesante, si os gusta la psicología y queréis tener algún argumento que eche por tierra las androcéntricas, discriminatorias, mediatizadas por la cultura y excluyentes teorías de Freud.
Hay libros también sobre el comportamiento de inhibición de la hembra ante el macho, pero son estudios que correlacionan datos sin tener en cuenta todas las variables. Al investigador se los publican, que es lo que quiere, y el profano sin sentido crítico los da por válidos sin darse cuenta de que hay muchos otros estudios en primates hembras que se han criado solas, por ejemplo. Después las han puesto con un macho, y al querer comer el macho casi las mata porque quería ser el primero en comer, de modo que al recuperarse la hembra y ser puesta con otro macho ha aprendido a inhibirse por su vida. Muchos estudios dan este comportamiento de la hembra como algo congénito, y eso no es verdad, es aprendido (no es casualidad que en Africa negra los hombres coman primero, después las mujeres y después los niños). También estamos hartos de vivir en la infancia la inhibición de las niñas ante la invasión agresiva de su espacio y derechos por parte de los niños, apoyado por los modelos científicos patriarcales. En fín, que de genético nada, es todo aprendido, y esto no se cuenta porque incluso los estudios científicos tienen un sesgo centrado en el hombre.
Hay muchísimo que cambiar en la concepción de las cosas. De momento vivimos en una realidad definida a la medida de los hombres, aunque seamos las mujeres de manera natural quienes la estructuramos (no sólo sin sernos reconocido, sino hasta incluso negado). Por eso es difícil encontrar textos que traten sobre este asunto, sólo cabe aprender distintas ramas del saber, relacionarlas, ser librepensador y autodidacta, comprender la verdad sin miedo y sin autoengaños.
Sea cual sea tu formación, siempre he pensado que es importante saber biología, porque saber qué es lo que somos es fundamental para estar en el mundo sin ser un mero instrumento ciego de las circunstancias.
Otra cosa que quiero comentar es que lógicamente un ser que proviene de una hembra ha de ser necesariamente hembra. A ver, esto es difícil de explicar para un profano, pero la división de los indivíduos no ya en sexos sino en especies surge de la necesidad humana de ordenar y cuantificar en compartimentos estancos en virtud de una serie de diferencias morfológicas.
En realidad los seres vivos se pueden definir como máquinas de supervivencia donde se expresan determinados genes (que son los mismos para todos, pues el código genético es universal) cuando el entorno permite su supervivencia, es decir, están adaptados al mismo. En realidad la vida sobre la Tierra es un cesped, un gradiente en comunión con el sustrato, y los compartimentos estancos en especies una concepción nuestra. Dentro de ese cesped y de esas "especies" los genes se organizan para "sobrevivir" de la manera más adecuada.
En los animales sexuales, creándose los reservorios genéticos a partir de algunas de las hembras (es decir, los machos). Para la función de la individua "macho" no es necesaria una inversión en evolución, digamos, como la que se muestra en las hembras. De hecho es claro y evidente, mal que les pese a algunos reconocerlo, que los machos son animales más toscos y en los que permanecen caracteres más primitivos (vello corporal, menos gráciles, comportamiento hormonal importante, agresividad, etc). Para su mera función reproductora la naturaleza no necesita dotarles de otras características.
No estoy juzgando negativamente a las individuas "macho". Que existan no es ni bueno ni malo, es lo que és, y ya está. Naturalmente los seres vivos somos un mosaico evolutivo, incluso dentro de cada uno de nosotros, y todos tenemos de todo. En cada indivíduo pueden expresarse características muy evolucionadas junto con otras primitivas. Ejemplos de ello son las muelas del juicio, arcadas supraorbitarias, frente huidiza, vello corporal, etc... junto con una gran inteligencia, una piel muy fina (el tubo neural y el ectodermo derivan de la misma capa embrionaria) y viceversa. Cada uno hereda lo que le toca.
Resumiendo, los machos son hembras modificadas para la reproducción (y lo cumplen bien, muchos sólo piensan en la cópula, incluso obsesivamente :) ), lo mismo que sucede con los zánganos, por ejemplo. En la naturaleza no hay nada casual, todos los seres vivos tienen una razón de ser, que es su función.
Nuestra diferencia con el resto de los animales radica en la cultura: no estamos condicionados al 100% por nuestro determinismo genético, podemos modificar nuestro comportamiento por el aprendizaje. De ahí que la cópula compulsiva del macho o su territorialidad luchando con otros machos (entre los mamíferos las hembras no eligen macho, simplemente eligen territorio) pueda modularse usando de la voluntad.
Que las hembras-macho sean (seáis) satélites de las hembras :) , hembras "incompletas" o "funcionales", cuya vida queda condicionada por su (vuestra) dependencia hacia las mujeres completas e independientes, puede parecer un problema. Pero no lo es. Cuando por no aceptarlo y reconocerlo se provoca sufrimiento a las demás hembras y a otras hembras-macho; cuando a través de las religiones y tradiciones patriarcales legitiman la violencia física, verbal o simbólica con el fin de controlar al resto de hembras y a su prole, se hace evidente que actúan como seres naturalmente dependientes que, por no reconocer su condición y para satisfacer su necesidad, nos han convertido a nosotras en seres artificialmente dependientes a través de la economía, perverso instrumento que precisamente posibilitamos nosotras cuando inventamos la agricultura. Con todo ello, se impuso el patriarcado, que no fue un proceso automático, sino que a través del contacto entre culturas se fue expandiendo con la economía durante 4.000 años, desde hace 10.000 hasta hace 6.000 años.
Y aún hoy seguimos así.
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