Está de moda hablar sobre el liderazgo femenino. El mundo necesita un cambio importante, y quizá esta crisis global marca el final de esa calle de sentido único que la humanidad comenzó hace cinco mil años. En primer lugar, se desprende de la valiosa labor de los estudiosos y académicos como Marjia Gimbutas, Riane Eisler, Robert Graves y James Mellaart, sin olvidar a las italianas Momolina Marconi y Luciana Percovich, que ciertas sociedades funcionan de manera diferente, en un sistema pacífico e igualitario.
Se ha hablado de una era matriarcal, porque la arqueología y el análisis de los mitos contienen una presencia femenina fuerte, tanto en arte como en lo religioso y lo político. No hay pruebas de jerarquías entre los sexos, ni entre las clases sociales.
La principal característica de la sociedad neolítica es el papel central de la madre en las estructuras sociales y la religión, y esta centralidad del principio de la madre parece tener el secreto del espíritu de afirmación de la vida y la ausencia de la destructividad. Ya Erich Fromm en Anatomía de la destructividad humana había argumentado que las sociedades matrilineales y matricéntricas se caracterizan por niveles muy bajos de agresión.
Según la filósofa alemana Heide Goettner Abendroth el matriarcado requiere una definición correcta: no es el equivalente del patriarcado, no tiene nada que ver con "el dominio de las madres o mujeres". La palabra griega arjé puede tener sentido de la dominación, pero también la de "principio o principios". Así que la mejor manera de traducir el concepto de matriarcado es "en el principio están las madres."
Todas las sociedades examinadas contienen unas características envidiables: la ausencia de la violación y la pedofilia, la ausencia de violencia en el hogar, la ausencia de guerra, la libertad sexual, no queda vinculada por las estructuras de poder y la ausencia del concepto de lealtad a los socios. La espiritualidad es inmanente, en relación a la tierra. Las instituciones y la economía ya no están vinculados, todo se basa en el don y la redistribución equitativa de los bienes. Todo esto significa que la sociedad matriarcal es en sí misma la sociedad que mejor posibilita la paz.
Éstas son las premisas sobre las que celebraremos el ciclo de conferencias "La economía del don y la Sociedad de la Paz", en Turín del 08 al 10 de abril. El evento es promovido por Laima, fundada en 2010 como un homenaje a la obra de Marjia Gimbutas, con la intención de investigar y difundir la cultura matrística y dar voz a todos aquellos hombres y mujeres que contribuyen a crear modelos de vida más equilibrados e integrados.
Invitada de honor de la "economía del don y las sociedad de paz" es Genevieve Vaughan, investigadora de EE.UU. especializada en la teoría de un sistema económico basado en la lógica materna del don, que llevará a cabo una conferencia el domingo, 10 de abril a las 16 h. La intervención de Vaughan estará acompañada por el vídeo de presentación de la suizo-italiana Francesca Rosati Freeman, estudiosa de la sociedad matriarcal y matrilineal Moso en China. El pueblo Mosuo no practica el matrimonio y construye las relaciones hombre-mujer en armonía, en un contexto que valora a la mujer y no oprime al hombre.
Enlace a una referencia autobiográfica de Genevieve Vaughan (en español), activista y teórica del feminismo.
El evento se organiza en seminarios multidisciplinares: espiritualidad, arte, salud del cuerpo y el estudio de los pueblos pre-patriarcales. La organización es sin fines lucrativos y el dinero recaudado va a financiar una conferencia internacional sobre las sociedades de paz que se llevará a cabo en 2012.
Investigar este tipo de organización social es ahora más que nunca una necesidad. Ya no se puede retrasar, tenemos que encontrar maneras de tomar distancia de la lógica jerárquica y competitiva del patriarcado. Que la palabra "liderazgo femenino" no se quede vacía es fundamental para el cambio político, es necesario analizar y comprender lo que significa realmente.
Como dijo recientemente Luciana Percovich "queda por saber lo que significa ser mujer después de 5000 años viéndonos reflejadas en un espejo que no fue construido por nosotras." Creo que este proceso de revelación es útil a toda la sociedad, incluidos los hombres.
Morena Luciani, presidente de la asociación cultural Laima