16 de febrero de 2011

La maldición de nacer niña.

Advierto de la crudeza de los relatos e imágenes de este vídeo.

Que el patriarcado es una patología social (mata a las personas de múltiples maneras), extendida mundialmente, que se propaga independientemente del sexo, religión, cultura, nación o clase social de quienes la transmiten, se hace evidente tras ver este durísimo vídeo. Desde luego, un caso extremo que encoge el corazón de cualquiera.

En él queda claro cómo todo está relacionado: la propiedad de bienes, el sistema hereditario, las políticas patriarcales, la educación sexual, los intereses de los poderosos... Es una muestra de adónde conduce el patriarcado: al límite de la autodestrucción.

No me gusta desanimar a mis lectorxs con documentos así, pero creo que en casos como éste una revolución matriarcal es la prioridad: empoderar a esas mujeres para devolverles su poder de decisión, y educar a sus hombres en la igualdad.

Esas mujeres están en el límite de lo soportable, su maternidad no tiene ningún sentido, y transmiten su desencanto, generación tras generación. Ellas han sido tan alienadas, manipuladas y desempoderadas (económica, cultural e intelectualmente) que han perdido toda capacidad de decisión sobre sus propias vidas y su sexualidad. Viven bajo el mandato del miedo, aterrorizadas.

No hace falta decirlo: las culturas matriarcales aman a niñas y niños por igual. Las personas concretas deberían tener mucho más valor que cualquier tradición o creencia.

(El reportaje completo consta de 5 partes)


¿Sirve de algo paliar la miseria material de las personas si no va acompañada de un empoderamiento de las mujeres?

¿Cómo puede salir a flote una sociedad hundida en la miseria, sabiendo que los hombres, cabezas de familia, no invertirán un euro en educar a sus hijas y esposas?

¿Por qué cuando la propiedad privada se concentra en manos masculinas siempre hay prostitución, adicciones, individualismo y violencia?

¿Por qué las sociedades matriarcales no sufren estadios de miseria y hambrunas permanentes? ¿Será porque se organizan mejor y sus redes locales de solidaridad interfamiliar son más eficaces?

***

Cada vez siento más vergüenza de la "masculinidad", cada vez le encuentro menos sentido a la dualidad masculino/femenino, porque no creo en la utilidad del primer concepto. Cada vez soy más monista, y me da la sensación de que eso a lo que llaman "masculinidad" es un artificio que sólo trae frustración y desgracia a hombres y mujeres.

Si tuviera que elegir, prefiero pensar que la humanidad es sólo femenina (la ciencia genética demuestra que la "masculinidad" es un mero accidente de lo femenino). Es fácilmente observable que allí donde impera la idea de masculinidad también impera la deshumanización; para mí es una evidencia empírica. Cada vez más se me antoja la idea de "masculinidad" como la mayor alienación que hemos sufrido los hombres en la historia.

Pero sólo es mi impresión, y no deseo que penséis igual que yo, ni que me den la razón, desde luego. Con que se me respete ya tengo suficiente.