Cuando las niñas son capaces de obtener una educación secundaria, el crecimiento de la economía de un país mejora mediante el aumento de la fuerza de trabajo, la participación, la productividad y los ingresos de las mujeres. Se ha encontrado que cuando una muchacha educada obtiene un ingreso, reinvierte el 90 por ciento de éste en su familia, en comparación con los hombres, que sólo dedican el 35 por ciento de sus ingresos a sus familias. (Según Naciones Unidas)
23 de febrero de 2012
18 de febrero de 2012
Todxs hemos sido niñxs.
Sigo creyendo que toda civilización fundada sobre los antivalores de la competitividad, el autoritarismo y el egocentrismo está enferma y no puede sino conducirnos a la autodestrucción. Cualquiera que defienda el capitalismo patriarcal está siendo cómplice de situaciones como la que sufren estxs niñxs en el país "más libre" del planeta: ver vídeo. ¿De qué sirve ser el país más "democrático" si no puede evitar que esto pueda llegar a ocurrir?
La "civilización" que permite situaciones así no es ni civilizada ni libre. Ninguna niña debería presenciar a su madre comiendo ratas. Todxs lxs niñxs tienen derecho a ser respetados y crecer en un entorno saludable y feliz.
10 de febrero de 2012
El cristianismo primitivo no patriarcal (J.A.Pagola)
"Esto es precisamente lo que Jesús promueve dentro de esa “nueva familia” que está formando con sus seguidores al servicio del reino de Dios. Una familia no patriarcal donde todos son hermanos y hermanas. Una comunidad sin dominación masculina y sin jerarquías establecidas por el varón. Un movimiento de seguidores donde no hay “padre”. Sólo el del "cielo".
(...)
En esta nueva familia de sus seguidores no hay padres. Solo el del cielo. Nadie ha de ocupar su lugar. En el reino de Dios no es posible reproducir las relaciones patriarcales. Todos han de sentarse en corro en torno a Jesús, renunciando al poder y dominio sobre los demás para vivir al servicio de los más débiles e indefensos.
(...)
Los seguidores de Jesús encontrarán un nuevo hogar y una nueva familia. ¡Cien hermanos y hermanas, cien madres! Pero no encontrarán “padres”. Nadie ejercerá sobre ellos una autoridad dominante. Ha de desaparecer el “padre”, entendido de manera patriarcal: varón dominador, amo que se impone desde arriba, señor que mantiene sometidos a la mujer y a los hijos. En la nueva familia de Jesús todos comparten vida y amor fraterno. Los varones pierden poder, las mujeres ganan dignidad. Para acoger el reino del Padre hay que ir creando un espacio de vida fraterna, sin dominación masculina.
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