Mercedes Fernández-Martorell, antropóloga, publicó un libro sobre su trabajo de campo que trata de la violencia de género: "Ideas que matan". Y cuenta:
"En el trabajo de campo realizado durante
cuatro años sobre el por qué algunos hombres maltratan a la pareja,
asistí a más de setecientos juicios. La escena que sigue es copia.
La fiscal lee la denuncia con el acusado en pie:
- El día 15 de mayo según dice el informe usted y su esposa estaban en su domicilio y a las ocho de la mañana usted le golpeó en la cara, cuello y brazos. Al parecer usted cogió un instrumento que tiró sobre una mesa de cristal y la rompió. A continuación con un trozo de ese cristal le provocó a ella varias heridas en cara y brazos.
Días después entrevisté a ese hombre y le pregunté:
- Cuéntame ¿qué sucedió entre ella y tú?
- ¿A nosotros? Pues mira, mi mujer y yo lo único que hemos tenido ha sido, simplemente, peleas matrimoniales normales y corrientes. Las de toda la vida. Pero... ¿es verdad o no que toda la vida los matrimonios se han peleado
La fiscal lee la denuncia con el acusado en pie:
- El día 15 de mayo según dice el informe usted y su esposa estaban en su domicilio y a las ocho de la mañana usted le golpeó en la cara, cuello y brazos. Al parecer usted cogió un instrumento que tiró sobre una mesa de cristal y la rompió. A continuación con un trozo de ese cristal le provocó a ella varias heridas en cara y brazos.
Días después entrevisté a ese hombre y le pregunté:
- Cuéntame ¿qué sucedió entre ella y tú?
- ¿A nosotros? Pues mira, mi mujer y yo lo único que hemos tenido ha sido, simplemente, peleas matrimoniales normales y corrientes. Las de toda la vida. Pero... ¿es verdad o no que toda la vida los matrimonios se han peleado
Éstas
y otras frases son parte de los testimonios recogidos durante tres
años de hombres condenados por malos tratos a sus parejas. "En
2001, acudí al Senado para hablar sobre la violencia de género, y
me di cuenta de que nada sabíamos de los maltratadores.",
explica la directora y antropóloga Mercedes Fernández-Martorell.
Puso
el proyecto en marcha, pero a los seis meses estuvo a punto de
abandonarlo. "Hablé con forenses, policías, abogados y a todos
les parecía bueno, pero no conseguía contactar con los
maltratadores", dice. Hasta que un día fue a los juzgados y
abordó a los hombres a la salida. Les preguntaban qué les parecía
"la nueva ley" [la Ley Integral contra la Violencia de
Género]. "Nunca ninguno nos preguntó por qué hacíamos esto",
cuenta Fernández-Martorell. Y así, juicio tras juicio, quedaban con
ellos siempre en la misma cafetería.
Tras
ir a más de 700 juicios y escuchar a cientos de condenados,
Fernández-Martorell apuesta por la rehabilitación. "Es
fundamental, además del castigo, porque seguirán relacionándose
con mujeres", explica y pone como ejemplo el caso de Claudio que
ha estado casado dos veces y ha tenido otras relaciones, y con todas
ha tenido "problemas". "Vimos que ninguno se veía
como un maltratador y para ellos son peleas normales de matrimonio",
señala Fernández-Martorell.
“La
cárcel es una medida necesaria pero también la Justicia debe idear
maneras para educar a estos hombres, para ayudarles a ver y a ser
autocríticos. Si no es imposible acabar con ello. Pero además la
sociedad debe concienciarse de que NUNCA hay que apoyar a estos
hombres ni reirles sus gracias. Hay que romper con viejos tópicos
masculinos como los comentarios entre hombres en los que se repite
"hay que conseguir que tu mujer te obedezca". Ésa es la
raíz del problema.”
Los
maltratadores comparten "la misma visión de la mujer y lo que
esperan de su pareja", aunque tengan perfiles muy diferentes,
aún con sus diferencias sociales o económicas de todos ellos. Cuando estaba haciendo las entrevistas para incluirlas en el
documental tenía la impresión de que todos los maltratadores
"hablaban de la misma mujer", pues, según ellos, "hacían
las mismas cosas mal y estaban locas". Además, casi todos
consideran sus agresiones como "algo normal"."Para
ellos (los maltratadores), la mujer es sólo una posesión y quieren
tenerla a su antojo y servicio" Lograr "que tu mujer te
obedezca" es el objetivo común de todos lo maltratadores.
“Ellos
matan porque su idea moral sobre la relación hombre-mujer pasa por
unos roles que definen al hombre como el que decide qué se debe
hacer y la mujer como el ser que obedece. Cuando ella no cumple con
su papel, ellos se sienten fracasados y cuestionados como hombres. Y
eso es lo que desencadena el maltrato. Para todos ellos el problema
se origina únicamente con la denuncia; todo lo explican como una
parte normal de la relación de pareja, de las disputas conyugales.”
“El
que exista hoy una amplia clase media evita conflictos, aunque crea
otro tipo de problemas y muchas frustraciones. La matanza y los malos
tratos a las mujeres, que es la enfermedad más grave que tiene
nuestra sociedad, tiene que ver con estos cambios sociales.”
“Cuando
la sociedad se homogeniza, se está quitando dominio al grupo
hegemónico y esos sujetos desposeídos, en este caso los hombres, se
sienten y se viven como seres muy desgraciados. Esta es una realidad
que en España adquiere un dramatismo especial. Somos un país que es
producto de una dictadura y de una educación religiosa que marcó el
dominio de los hombres sobre las mujeres. Somos herederos de esa
situación: los hombres fueron educados para sentirse bien cuando
eran responsables de una carga en exclusiva, que la mujer comparta
esa carga y esa responsabilidad puede ser vivido como una liberación,
pero también como una frustración para ellos. Cuando los hombres se
entregan a la frustración frenan y deterioran los avances de la
igualdad."
Marcela
Lagarde, etnóloga mexicana, lo dice más claro: “hay una guerra no
declarada, llamada violencia de género, de hombres sobre las mujeres
y el Estado ha sido clave para que exista esa violencia, se
reproduzca y reine la impunidad”
"Cuando el Estado no se ha
modernizado y no da seguridad a las mujeres, nosotras quedamos en
peligro"
“Una de las claves que caracterizan el feminicidio es
que estamos ante una violencia ilegal pero legitimada socialmente”
La sociedad habitualmente ignora y silencia la violencia que se
inflige a las mujeres, de forma que ésta llega a formar parte
habitual de las relaciones de todo tipo. La cultura machista refuerza
insistentemente estas actitudes como algo natural; hay un refuerzo
permanente en las imágenes, en los enfoques y en las explicaciones
que legitiman la violencia.
“Nunca
como ahora los niños y todas las personas hemos estado expuestos a
una pedagogía de la violencia tan masiva. No hay una película que
no contenga violencia contra las mujeres. Aunque, por contra, también
nunca ha habido tantas acciones para erradicar la violencia como hay
ahora.”
“Qué
sería de las mujeres sin el amor de las mujeres. No podemos explicar
la vida sin el apoyo de unas a otras. Pienso en todas aquellas
mujeres que en alguna parte del mundo salvan la vida de otra mujer”,
dijo Lagarde al referirse a la población femenina Saharaui, del
Líbano, El Congo, Darfur y Gaza que sobreviven a guerras,
desplazamiento y refugio.
“Soy una feminista utópica, que desea
que los derechos humanos de las mujeres se universalicen, pues el
feminismo le ha dado un horizonte a este mundo” Por eso, se inclina
por un pacto entre las mujeres “que no sólo cambia el género, si
no que cambia la idea del mundo”
“Nosotras
no luchamos contra la violencia sino que trabajamos por la paz”
"La soledad de Mae. Una Investigación Antropológica" de Javier Ortega Cañavate es un libro que va más allá de los modelos psicológicos y sociológicos. A partir de una investigación antropológica a más de 600 personas, incluidas víctimas de maltrato, surge esta historia que no es ni individual ni social, sino cultural. En ella quedan al descubierto los modelos culturales que fundamentan la violencia doméstica: el Síndrome del clan y el Síndrome de Eloísa. Este trabajo se emprende con unos objetivos muy claros: no tolerar la violencia estructural contra las mujeres como precio a pagar por mantener nuestros modos de vida, ni aceptar la muerte de una mujer por el ‘fuego amigo’ del amante, ni admitir que la familia sea un ‘territorio comanche’ donde la mujer pueda convertirse en la víctima propiciatoria.
"Quisiera
recordarles que no pretendo construir una teoría universal y
necesariamente verdadera (lo cual es imposible cuando se trata de
fenómenos humanos), sino un modelo explicativo válido que permita
comprender el maltrato en función de las estructuras que determinan las
relaciones de la mujer en el mundo.
Y en este modelo, la violencia doméstica nos aparece como un complejísimo sistema de relaciones que implica todo un modo-de-sentir y pensar el mundo. Y lo que es más importante, el modo en que las personas nos sentimos y nos pensamos en el mundo. Y estos modos son siempre en relación con: la maternidad, la pareja, la familia, los deseos, las costumbres, los usos, los prejuicios, la sociedad, la cultura, la naturaleza...
Demasiados contextos para que sea simple. Muchos condicionantes (...) El velo puede tardar años en caer, y en muchos casos, quizás no caiga nunca. Por eso creo que merece la pena por si acaso admitir que quizás esos síntomas sí están en nosotros, y este reconocimiento puede ser uno de los pasos más importantes para la lucha contra la violencia doméstica."
Y en este modelo, la violencia doméstica nos aparece como un complejísimo sistema de relaciones que implica todo un modo-de-sentir y pensar el mundo. Y lo que es más importante, el modo en que las personas nos sentimos y nos pensamos en el mundo. Y estos modos son siempre en relación con: la maternidad, la pareja, la familia, los deseos, las costumbres, los usos, los prejuicios, la sociedad, la cultura, la naturaleza...
Demasiados contextos para que sea simple. Muchos condicionantes (...) El velo puede tardar años en caer, y en muchos casos, quizás no caiga nunca. Por eso creo que merece la pena por si acaso admitir que quizás esos síntomas sí están en nosotros, y este reconocimiento puede ser uno de los pasos más importantes para la lucha contra la violencia doméstica."