12 de mayo de 2010

La erudición no hace al sabio.

En círculos académicos y filosóficos, la voz de Aristóteles fue durante siglos tomada por palabra de dios. Su asombrosa erudición, su inmensa cantidad de conocimientos y escritos, su sistematización primera de todo el saber, lo convirtieron en uno de los padres de la filosofía occidental. Pero también en uno de los cómplices de la perpetuación del patriarcado, por la vía "racional", la más elitista y perniciosa.

No nos dejemos deslumbrar por discursos bañados por la solemnidad y bendecidos por la cultura. El erudito no siempre sirve a la Sabiduría, aunque se sirva del lenguaje de los sabios. A pesar de que el intelectual moderno se pavonee de largas horas de lectura, estudio y experiencias bohemias de todo tipo, deberá estar siempre bajo sospecha mientras siga defendiendo sus propios intereses de clase y condición, o los de aquellos que le dan de comer. Y aunque yo no sea un erudito, académico o intelectual, no está de más que desconfiéis también de mis propias palabras.

Para mostrar de nuevo que Aristóteles tenía poco de crítico, mucho de erudito, y más de patriarcal, he seleccionado de su Política estas citas propatriarcales, detestables para mi gusto:

"...al parecer, las criaturas se aprovechan de la que los lleva igual que las plantas de la tierra."
Aristóteles, Política, 1335b.

"También hay que habituarlos enseguida al frío desde muy niños; pues esto es muy provechoso para su salud y para las campañas militares."
Aristóteles, Política, 1336a.

"Los animales domesticables son mejores que los salvajes, y para todos ellos es mejor estar sometidos al hombre, ya que así obtienen su seguridad. También en la relación del macho con la hembra, por naturaleza, el uno es superior; la otra, inferior; por consiguiente, el uno domina; la otra es dominada."
Aristóteles, Política, 1254a-b

"Pues también hay que gobernar a la mujer y a los hijos, como a libres en uno y otro caso, pero no con el mismo tipo de gobierno, sino que manda sobre la esposa políticamente, y sobre los hijos monárquicamente. En efecto, el macho es por naturaleza más apto para la dirección que la hembra, siempre que no se establezca una situación antinatural (...). La superioridad del varón frente a la hembra mantiene siempre este carácter. La potestad tiene este carácter. La potestad sobre los hijos es regia. Porque el que los ha engendrado ejerce su mando por su afecto y por su mayor edad; eso que es precisamente lo específico del poder real."
Aristóteles, Política, 1259b

"Aquellas deben casarse hacia la edad de los dieciocho años, y éstos a los treinta y siete o aproximadamente; pues en tal edad la unión se realizará con los cuerpos en su plenitud, y con vistas al final de la procreación irán perfectamente de acuerdo con las edades. Además, la sucesión de los hijos tendrá lugar al comienzo de su madurez (...) y si algunos, por mantener relaciones más allá de estos límites, tienen hijos, antes de que surjan los sentidos y la vida, se ha de provocar el aborto."
Aristóteles, Política, 1335a