9 de enero de 2010

Diarmuid O'Murchú, un explorador espiritual.


Diarmuid O'Murchú nació en 1950 en Cork, Irlanda, y durante muchos años de su ministerio ha ejercido de psicólogo social, principalmente tocando de cerca los problemas humanos más comunes en nuestra sociedad: depresión, adicciones, falta de autoestima, etc... Es un escritor prolífico, religioso y presbítero.

No se define como un teólogo, ni como un filósofo, sino más bien como un explorador espiritual, con una espiritualidad amplia, inclusiva, ecuménica y multi-fe. Siempre ha tratado de estar al día, es un asiduo lector, atento a los últimos descubrimientos científicos y antropológicos, poniéndolos al alcance de un público abierto a escuchar sus reflexiones, integrando espiritualidad y ciencia, pero sin encerrarse en verdades absolutas, rehuyendo siempre el dogmatismo y manteniendo una humilde independencia intelectual. Ha organizado muchos talleres como facilitador de grupos para comunidades religiosas, desde la perspectiva de la fe adulta.

Durante un año entero (1996) Diarmuid fue mi maestro de noviciado, de quien aprendí, entre otras, el arte de la meditación y otro modo de entender la vida y la fe mucho más asentada en el sentido común. Mi vida espiritual sigue estando en plena forma gracias a la lectura de obras como la suya. Aún sigue siendo un amigo, a quien estoy muy agradecido.

Su nombre se rodeó de polémica en nuestro país con la traducción al castellano en 2005 de su libro "Rehacer la vida religiosa" (Publicaciones Claretianas, 2000 -link a extracto en Koinonia-). El libro demuestra ser un éxito entre religiosas y jóvenes religiosos. En él habla de la necesidad de dotar de sentido a la vida consagrada, revisar la naturaleza de los votos recuperando su carácter profético, en oposición directa a las estructuras sociales y eclesiales basadas en esquemas patriarcales de dominación. Muchas monjas, principalmente, encontraron inspiración en su obra: feminismo, ecologismo, autonomía espiritual y justicia social, colocadas en el centro de la agenda religiosa.


Pronto llegó la reacción adversa de la Conferencia Episcopal Española, denunciando el libro por peligroso y con errores doctrinales. Se vendieron más de 4.000 copias del libro antes de ser retirado de la circulación por orden de la Conferencia Espiscopal Española. Los obispos vieron en el libro una amenaza a su poder, y malinterpretaron varias de sus ideas clave. Los obispos españoles intentaron que el magisterio romano investigara a Diarmuid, pero Roma nunca respondió a esa petición.
Erróneamente, han asociado a Diarmuid con nuevas corrientes de la pseudociencia y el new age. Él nunca ha participado de ello, básicamente no rechaza analizar la razón del auge de tales movimientos. Precisamente, el estar atento a nuevas formas de espiritualidad para él es una forma de escuchar los signos de los tiempos, mirando desde la distancia, pero intentando desvelar las causas de su emergencia, y los aspectos más positivos de sus demandas.

En síntesis, su obra es una mirada abierta a toda la historia del universo, incorporando muchas de las originales ideas que inspiran la investigación científica contemporánea. Desde la psicología social hasta la paleoantropología, especialmente a través de la física cuántica, Diarmuid busca encontrar respuestas al correcto encaje de la humanidad en el cosmos, participando ésta en la co-creación de un mundo justo y pacífico. El alcance de su mirada rebasa los límites de cualquier iglesia y de nuestra cultura moderna, occidental y patriarcal.

En muchos de sus textos, Diarmuid remarca el papel de los grupos liminales, pensadores creativos en los márgenes y activistas que cuestionan las normas convencionales sobre las que funciona la sociedad, y apunta a valores creativos y alternativos que desarrollen el progreso de la evolución social. Esta imagen alternativa de nuestro mundo está brillantemente detallada en su libro más popular Teología Cuántica (Quantum Theology, 1996, revisado en 2004), invitándonos a superar el modelo mecanicista y dualista de tratar la vida y abrirnos a los valores clave de la interdependencia y la relacionalidad. El nuevo paradigma científico niega una ley natural universal que sirva de legitimación al modelo patriarcal de dominación.

Diarmuid propone una revisión de la figura de Cristo y del cristianismo, inscritos en un marco mucho más amplio en el que prima nuestra relación con la naturaleza y el empoderamiento del sexo femenino, relegado durante siglos al silencio. Su espiritualidad refleja esa cosmovisión integradora. Cualquier expresión religiosa debería ser principalmente poética, metafórica en el uso del lenguaje, ofreciendo nuevas formas simbólicas para interpretar la realidad con el fin de abrirnos al proyecto de un futuro más prometedor y esperanzador, donde prime el amor y la compasión.
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Traduzco aquí unos extractos de algunos de los libros de Diarmuid, con su permiso previo. No son más que una pequeña parte de su obra. Si tenéis facilidad con el inglés y os gusta lo que sigue, recomiendo la lectura de sus libros, con mucha información y referencias a muchos otros autores:

Nuestro apasionado deseo para comprender en profundidad no será satisfecho por un esfuerzo intelectual o progreso tecnológico, sino tras sumergirnos en esta divina historia en evolución, y comprometiéndonos en la contemplación y la narración de esa historia en cada nueva época.
(Quantum Theology, p.109)

El lector se dará cuenta de que evito el uso de la palabra 'Dios' (...). La teología tradicional pone demasiado énfasis en un Dios que crea de la nada (ex nihilo) y es visto como superior y externo al orden creado (...) se caracteriza por un terrible miedo al panteísmo (...). La teología cuántica desea destruir todo dualismo, con la convicción de que la vida es fundamentalmente una (...). La realidad de nuestro mundo no necesita de una raison d'être externa o explicación que nos descubra lo que es realmente real. No, la razón última reside en el mismo proceso creativo y evolutivo. A nuestro mundo no le falta ningún grado de realidad, no necesita de otra entidad externa; su potencial en sí mismo es inabarcable, ampliamente no manifiesto... (Quantum Theology, pp. 49-51)

La teología necesita reconectar a dos niveles: (a) con el mundo que emerge en nuestro tiempo y, en el caso del cristianismo, (b) con el mito original del Reino de Dios en este mundo. De hecho, éstas son dos dimensiones de la misma realidad, porque el nuevo Reino de Dios sólamente puede ser efectivo en la creción, no fuera de ella. (Quantum Theology, p.116)

El amor es la fuerza vital que anima todo lo que existe. (...) El amor 'enciende' este mundo a través de la intimidad sexual y la compasión de la justicia. Sólo en tiempos recientes estamos redescubriendo que la sexualidad es el núcleo creativo de la espiritualidad y la teología. En épocas prepatriarcales, especialmente en la edad de hielo (40.000-10.000 a.C.) la unión sexual era frecuentemente usada como expresión simbólica de la relación humana con lo divino. (Quantum Theology, p.188)

Cuando nos damos cuenta de que históricamente la iglesia cristiana ha definido la revelación exclusivamente en un contexto masculino -la mitad de las criaturas de Dios, o sea, las mujeres, no han podido expresarse- empezamos a descubrir la fragilidad sobre la que se asientan los fundamentos de dichas teorías. (Ancestral Grace, p.6)

Posiblemente la gracia ancestral nos invita hoy a honrar y abrazar diversas perspectivas. De central importancia es la llamada a superar el poder patriarcal, que solamente puede tolerar una verdad dominante y dominadora y que, inconscientemente o no, perpetúa la cultura del 'divide y vencerás'. Lo común es subvertido y enterrado; se busca y propaga la diferencia. Así pues, no sorprende que la religión formal termine mostrando resentimiento y violencia, frecuentemente en contradicción con los ideales iniciales de la creencia religiosa. (...) Nuestra historia cristiana necesita ser liberada de su esclavitud cultural respecto al patriarcalismo que la condiciona y su reducido marco temporal de dos mil años. Lo cual nos conduce más allá de toda religión, hacia la gran exploración espiritual que es la misma historia del universo. (Ancestral Grace, p.149)

Los cristianos están intrigados con la divinidad de Jesús. (...) Mientras intentamos honrar también la humanidad de Jesús, claramente este aspecto nunca ha disfrutado de la misma atención con la que se afirma su divinidad. Por varias razones, siendo la preocupación patriarcal por el poder y los privilegios la principal. Incluso los Evangelios sinópticos revelan el dilema de un Jesús tratando de salvarse a sí mismo de las proyecciones patriarcales de la cultura dominante. Sus seguidores persisten en el intento de convertirle en rey, algo que él rechaza constantemente. La historia del cristianismo ha repetido este error una y otra vez. (Ancestral Grace, p.109)

La capacidad para soñar alternativas y la libertad para explorarlas es la mayor garantía contra la idolatría. Falsos ídolos aparecen y alienan a las masas cuando se suprime el pensamiento alternativo. (Ancestral Grace, p.222)

Propongo la metáfora de 'la vuelta a casa', y mi argumento central es que necesitamos volver a nuestro hogar, no a Dios, no a la religión o la Iglesia, sino a la creación a la que pertenecemos de forma innata. No estamos alienados de Dios, sino del universo. (Ancestral Grace, p.121)

Las espiritualidades de todas las tradiciones religiosas sufren de una asfixia extrema. En las religiones, la sabiduría y la creatividad han sido aprisionadas por gurús bien intencionados pero muy idolátricos. ¡A lo mejor, eso es lo que nuestro Dios creativo desea que ocurra! Sólo con la destrucción y la muerte de las religiones formales podemos reclamar el verdadero lugar al que pertenece la espiritualidad, donde ha florecido durante millones de años, antes de la época patriarcal.(...)
Para el pensamiento patriarcal es una invitación a la anarquía y al caos. De hecho, así es como las cosas han ido durante al menos cuatro millones de años; ese mismo hecho requiere una profunda atención contemplativa. (...) La época de la Gran Diosa Madre manifiesta una estructura creativa que, en comparación, parece haber sido más sofisticada y vital que nuestro paradigma patriarcal de hoy día. (Reclaiming spirituality, pp.105-107)

Las feministas están entre los primeros catalizadores espirituales del nuevo despertar. Lanzan sus preguntas directas y claras; poco dejan sin cuestionar, lo cual plantea una gran amenaza a nuestra cultura acomodada en la respetabilidad. Sin embargo, más allá de las preguntas, ofrecen una crítica mucho más coherente y profunda (holística) que la ofrecida por cualquier otra fuente cultural o religiosa. Ellas van más allá de los síntomas, van a las causas: históricas, como la ascensión del patriarcado; culturales, políticas y religiosas. (Reclaiming spirituality, p.118)

Por una buena parte del siglo XX, los teólogos limpiaron los restos culturales que se habían acumulado alrededor de la historia de Jesús. Ofrecieron análisis críticos de los contextos religiosos y de las atribuciones religiosas ideadas en el nombre del Cristianismo. Pero hay un aspecto que todavía requiere mayor atención: la cultura del patriarcado—el monopolio racional, imperial y mayoritariamente masculino de cómo Jesús debe ser comprendido, honrado y reverenciado. Éste es el bastión final que debe caer. Espero que el trabajo presente sea un pequeño paso hacia este objetivo tan largamente esperado. (Catching up with Jesus, 2005)
La reforma de la vida religiosa sugerida en este libro no requiere de la Iglesia como guardián supervisor, ni siquiera necesitamos saber su opinión. La vida consagrada tiene sentido por sí misma, al margen de ese terreno eclesial en el que muchos creen que debe sustentarse. (...) La domesticación de la vida religiosa por las iglesias oficiales y religiones formales es el mayor obstáculo a la refundación de la misma como un movimiento profético liminal de y para la gente, en el corazón del mundo. (Reframing religious life, p.134)

Para más información, podéis visitar la página web de Diarmuid O'Murchú.
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